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El posible cese de importaciones de crudo desde Irán,
que se ve cercado por la presión psicológica, podría profundizar la
grave crisis de la UE y resultar en un precio de 250 dólares por barril,
según un experto, teniendo en cuenta que Europa no tiene muchas
alternativas para sustituir a Irán en su consumo.
Europa, atrapada por 'la tormenta perfecta', "se enfrentaría a un
periodo de contracción económica profunda" por falta de combustible que
haría crecer la inflación, opina el periodista Alberto Cruz.
Esto a su vez aumentaría la presión al Banco Central europeo, que "está
inyectando enormes cantidades de dinero para salvar la economía" de los
países endeudados, asegura el experto.
Cruz apunta que el salto brusco de precios del petróleo,
que se ha visto tras la noticia del cese, podría justificar los
pronósticos de varios economistas de que si Irán golpeara la importación
de verdad el crudo podría alcanzar los 250 dólares por barril. Tal
cifra sería desastrosa para la industria de las economías debilitadas,
ya que sus gastos crecerían dramáticamente.
Los analistas también coinciden en la opinión de que los tres socios
europeos que experimentarán el daño máximo de la medida iraní serán
Grecia, Italia y España. Primero porque son los países con la situación
económica más alarmante en lo que se refiere a deuda pública
y desempleo. Y en segundo lugar porque son los tres principales
consumidores de Irán. Grecia importa un 38% de su crudo de la república
islámica, y las economías italiana y española compran entre un 13% y un
15%.
El escritor y profesor Raúl Hinojosa cree que en caso de quedarse sin
el crudo de Irán, la economía europea se vería gravemente afectada.
¿De dónde va a obtener la UE el crudo?
Pese a lo que está diciendo Europa "las alternativas no son fáciles de
conseguir", dice Cruz, ya que "el petróleo iraní tiene unas
características técnicas determinadas" y hay que encontrar un petróleo
de esa misma alta calidad.
"En estos momentos Europa está buscando desesperadamente productores
alternativos", sigue el experto. Cruz explica que hay solo tres opciones
a las que la Unión puede acudir. La primera es Arabia Saudíta, que está
dispuesta a aumentar su producción hasta los doce millones de barriles
diarios. "Pero eso implicaría una reducción del 5% anual de las reservas
de Arabia", dice el experto, y por eso el país árabe no podrá
suministrar tanta cantidad de crudo a Europa "ni a medio ni a largo
plazo".
La segunda opción de la UE es Rusia, que ahora está suministrando sus
recursos naturales a gran número de estados europeos. Y la tercera
variante sería Libia, pero este Estado todavía "no ha recompuesto su
industria petrolífera después de la agresión de la OTAN", recuerda el
periodista.
Todo eso haría que en caso de que se imponga el cese iraní, los países
europeos tendrán que destapar sus 'reservas energéticas' que son capaces
de suministrar combustible durante un centenar de días.
Guerra psicológica
Las amenazas de Irán se deben a que el país "está siendo agredido
físicamente con el asesinato de científicos nucleares y psicológica y
moralmente" con la imposición de sanciones por parte de EE. UU. y la UE,
una guerra psicológica, argumenta Cruz.
Entre los ejemplos de tal guerra se pueden enumerar no solo las
constantes exhortaciones del cambio de régimen en el país, realizadas
por Washington, sino la reciente demostración de la fuerza militar occidental en el Golfo Pérsico