http://maestroviejo.wordpress.com/2012/02/17/guerra-fria-eu-iran-primera-escaramuza-por-el-estrecho-de-ormuz/
Los estrategas militares de Estados
Unidos e Irán ya libran la primera batalla en la sombra. Se disputan el
estratégico Estrecho de Ormuz. Quien lo controle podría ganar la guerra.
La inigualable potencia de la Marina estadunidense podría sucumbir en
un entorno geográfico y político adverso
Mahdi Darius Nazemroaya/Red Voltaire
Al proporcionar un enfoque valioso
sobre la dinámica de la confrontación entre Irán y Estados Unidos, que
se ha desarrollado en el estratégico Estrecho de Ormuz, describo una
situación que inevitablemente evoca la historia de David y Goliat. Con
la geografía y el derecho internacional firmemente del lado de Irán, un
final igual de sorprendente no es improbable.
Tras años de amenazas por parte de
Estados Unidos, Irán ha adoptado una serie de medidas que sugieren que
está dispuesto a cerrar el Estrecho de Ormuz, y que puede hacerlo. El 24
de diciembre de 2011, inició sus maniobras militares Velayat-90 en el
Estrecho y sus alrededores, extendiéndose desde el Pérsico y Golfo de
Omán (Mar de Omán) al de Adén y el Mar Arábigo.
Desde que esas maniobras tuvieron
lugar, ha habido una escalada bélica verbal entre Washington y Teherán.
Sin embargo, nada de lo que la administración del presidente Barack
Obama o el Pentágono han dicho o ha impedido que Teherán continúe con
sus ejercicios navales.
La naturaleza geopolítica del Estrecho de Ormuz
Además del hecho de que es un punto
vital de tránsito de los recursos energéticos globales y un cuello de
botella estratégico, es preciso tener en cuenta dos aspectos más
respecto al Estrecho de Ormuz y a su relación con Irán. El primero es su
geografía. El segundo es el papel de Irán en la cogestión del
estratégico Estrecho en virtud del derecho internacional y de sus
derechos nacionales de soberanía.
El tráfico marítimo que atraviesa el
Estrecho de Ormuz ha estado siempre en contacto con las fuerzas navales
iraníes, compuestas en su mayor parte por las fuerzas regulares de la
Marina y el sector de la Marina de la Guardia Revolucionaria de Irán. De
hecho, dichas fuerzas controlan y vigilan el Estrecho junto con el
Sultanato de Omán a través del enclave omaní de Musandam. Y lo que es
más importante aún, todo el tráfico marítimo que atraviesa el Estrecho
de Ormuz, incluida, la Marina de Estados Unidos, debe de navegar por
aguas territoriales iraníes. Casi todas las entradas al Golfo Pérsico se
hacen a través de las aguas iraníes y casi todas las salidas a través
de aguas omaníes.
Irán permite que todos los barcos
extranjeros utilicen sus aguas territoriales con recíproca lealtad y con
base en la Parte III de la Convención de la Organización de las
Naciones Unidas sobre las Disposiciones de Tránsito Marítimo reguladas
en el Derecho del Mar, que estipula que los navíos son libres de navegar
a través de estrechos marítimos y otras formaciones similares de agua
si realizan una navegación rápida y continua entre un puerto abierto y
alta mar. Aunque Teherán sigue normalmente las prácticas de navegación
estipuladas en el derecho del mar, no está legalmente vinculado a éstas.
Al igual que Washington, firmó este tratado internacional, pero nunca
lo ratificó.
Tensiones irani-estadunidenses en el Golfo Pérsico
En recientes desarrollos, el Majlis
(parlamento) iraní está volviendo a considerar el uso que hacen los
navíos extranjeros de las aguas iraníes, en el del Estrecho de Ormuz. Y
está proponiendo una serie de leyes que podrían impedir que cualquier
barco extranjero de guerra pueda utilizar, sin el permiso iraní, las
aguas territoriales para navegar a través del Estrecho de Ormuz. El
Comité de Política Exterior y de Seguridad Nacional del Parlamento está
actualmente estudiando una legislación que establezca una postura
oficial que dependería de los intereses estratégicos y de la seguridad
nacional de Irán.
El 30 de diciembre de 2011, el
portaviones estadunidense USS John C Stennis pasó a través de la zona
donde Irán realizaba sus maniobras navales. El comandante de las fuerzas
regulares iraníes, el general de División Ataollah Salehi, aconsejó que
no volvieran al Golfo Pérsico mientras Irán realizaba sus ejercicios, y
añadió que esa nación no acostumbra a repetir una advertencia. Poco
después del severo aviso a Washington, el secretario de prensa del
Pentágono respondió, a través de un comunicado, que "nadie en este
gobierno busca una confrontación [con Irán] acerca del Estrecho de
Ormuz. Es importante que rebajemos la temperatura”.
En un escenario real de conflicto
militar con Irán, es muy probable que los portaviones de Estados Unidos
actuarán desde el exterior del Golfo Pérsico y desde el Sur del Golfo de
Omán y el Mar Arábigo. A menos que el sistema de misiles que Washington
está desarrollando en los petrorreinos del Sur del Golfo
Pérsico no resulte operativo, no es probable que haya un gran despliegue
de grandes buques de guerra estadunidenses por el Golfo Pérsico. Y las
razones tienen que ver con las realidades geográficas y las capacidades
defensivas de Irán.
La geografía actúa en contra del Pentágono: la fuerza naval estadunidense encuentra sus límites en el Golfo Pérsico
La fuerza naval estadunidense que
engloba tanto a la Marina como a la Guardia Costera de Estados Unidos,
ocupa un lugar preeminente sobre todas las demás fuerzas marítimas y
marinas del mundo. Sus capacidades en los océanos y mares profundos no
tienen parangón con ninguna otra potencia naval. Pero preeminencia no
significa invencibilidad. Y estas fuerzas son, sin embargo, vulnerables
en el Estrecho de Ormuz y en el Golfo Pérsico.
A pesar de su poderío y fuerza, la
geografía trabaja literalmente contra el poder naval de Estados Unidos
en el Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico. La relativa estrechez de
éste lo convierte casi en un canal, al menos respecto a un contexto
estratégico y militar. Hablando en sentido figurado, los portaviones y
buques de guerra de Estados Unidos se encontrarían confinados en aguas
estrechas o encerrados dentro de las costeras del Golfo Pérsico.
Ahí es donde las capacidades de los
misiles avanzados del ejército iraní entran en juego. El arsenal de
torpedos y misiles harían un trabajo rápido con los activos navales
estadunidenses en las aguas del Golfo Pérsico donde quedarían
aprisionados. Por esta razón Estados Unidos ha estado preparando en los
últimos años un sistema de escudo antimisiles en el Golfo Pérsico en los
países del Consejo de Cooperación del Golfo.
En esa zona, incluso las pequeñas
patrulleras iraníes, que parecen algo insignificante frente a un
portaviones o un destructor estadunidense, suponen una amenaza para los
buques de guerra. Las patrulleras pueden fácilmente lanzar una descarga
de misiles que podrían dañar gravemente y hundir grandes buques de
guerra estadunidenses. Éstas son apenas detectables y es difícil
acertarles.
Las
fuerzas iraníes podrían también atacar las capacidades navales
estadunidenses al simplemente lanzar misiles desde su propio territorio
en la costa Norte del Golfo Pérsico. Incluso en 2008, el Instituto
Washington para la Política de Oriente Próximo reconoció la amenaza de
las baterías móviles costeras de misiles de Irán, de los misiles
antibuque y de los barcos pequeños dotados de misiles. Otros activos,
como los aviones teledirigidos, aerodeslizadores, minas, equipos de
buzos y minisubmarinos podrían también utilizarse en una guerra naval
asimétrica contra la V Flota de Estados Unidos.
Incluso los propios simulacros de
guerra del Pentágono han mostrado que una guerra contra Irán en el Golfo
Pérsico podría suponer un desastre para ese Estados Unidos y su
Ejército. Tenemos un ejemplo clave en los juegos bélicos Millennium
Challenge 2002 en el Golfo Pérsico, que se realizaron del 24 de julio al
15 de agosto de 2002, y que necesitaron casi de dos años de
preparativos. Esas gigantescas maniobras fueron uno de los mayores y más
caros juegos de guerra jamás desplegados por el Pentágono. El
Millennium Challenge 2002 se celebró poco después de que el Pentágono
decidiera continuar el impulso de la guerra en Afganistán al atacar
Irak, Somalia, Sudán, Libia, Líbano, Siria, para rematarlo todo con el
gran premio de Irán en una amplia campaña bélica que asegurara la
primacía de Estados Unidos en el nuevo milenio.
Una vez terminado el Millennium
Challenge 2002, el juego bélico se presentó "oficialmente” como un
simulacro de guerra contra Irak bajo el gobierno del expresidente Sadam
Husein, pero esos juegos bélicos se referían a Irán. Estados Unidos
estaba ya preparado en aquel momento para la inminente invasión
anglo-estadunidense de Irak. Además no tenía el potencial naval que
mereciera la utilización a tan gran escala de la Marina de Estados
Unidos.
El Millenniun Challenge 2002 se llevó a
cabo como un simulacro de guerra contra Irán, que recibió en clave el
nombre de Red, al referirse a éste como un desconocido Estado enemigo
canalla del Oriente Medio en el Golfo Pérsico. Ningún otro país que no
fuera Irán podía cumplir los perímetros y características de Red y sus
fuerzas militares, desde los buques-patrulla a las unidades de
motocicletas. El simulacro de guerra se produjo porque Washington
planeaba, tras invadir Irak en 2003, atacar muy pronto a Irán.
El escenario del juego bélico de 2002
empezó denominando Blue a Estados Unidos y dándole a Irán un ultimátum
de un día para que se rindiera en 2007. La fecha del juego bélico de
2007 correspondía cronológicamente con los planes estadunidenses de
agredir Irán tras el ataque de Israel a Líbano en 2006, que se
extendería, de acuerdo con los planes militares, a una guerra más amplia
contra Siria. Sin embargo, la guerra contra Líbano no salió conforme lo
planeado y Estados Unidos e Israel comprendieron que si Hezbolá podía
desafiarles en Líbano, ampliar después la guerra a Siria e Irán podría
conllevar a un desastre.
En el escenario bélico del Millennium
Challenge 2002, Irán reaccionaría a la agresión estadunidense lanzando
una descarga masiva de misiles que aplastaría a Estados Unidos y
destruiría 16 de sus buques: un portaviones, 10 cruceros y cinco
barcos-anfibio. Se estimó que de haber sucedido así en el contexto de un
escenario de guerra real, en el primer día del ataque podrían haber
muerto 20 mil soldados estadunidenses.
A continuación Irán enviaría a sus
pequeñas patrulleras –esas que parecen insignificantes en comparación
con el USS John C Stennis y otros grandes buques de guerra
estadunidenses– a liquidar lo que quedara de las fuerzas navales del
Pentágono en el Golfo Pérsico, lo que provocaría enormes daños, el
hundimiento de la mayor parte de la V Flota y la derrota de Estados
Unidos. Tras la vencer a los estadunidenses, los simulacros de guerra
empezarían de nuevo, pero Red (Irán) tendría que actuar asumiendo sus
desventajas y deficiencias para que las fuerzas estadunidenses pudieran
salir victoriosas de las maniobras. Este resultado de los juegos de
guerra obviaba el hecho de que Estados Unidos habría acabado arrollado
en el contexto de una guerra convencional real con Irán, en el Golfo
Pérsico.
Por consiguiente, el formidable poderío
naval de Washington queda muy rebajado a causa tanto de la geografía
como de las capacidades militares iraníes en lo que se refiere a
combatir en el Golfo Pérsico o incluso en gran parte del de Omán. Al no
poder disponer de aguas abiertas, (como en el Océano Índico o en el
Pacífico), Estados Unidos tendrá que combatir con unos tiempos de
respuesta en gran medida reducidos y, lo que es más importante, no podrá
batallar desde una distancia considerable (militarmente segura). Así
sus equipos enteros de herramientas de los sistemas defensivos navales,
diseñados para combatir en mares abiertos al emplear ámbitos
distanciados, se vuelven inútiles en el Golfo Pérsico.
¿Resulta por tanto superfluo el
Estrecho de Ormuz a la hora de debilitar a Irán? El mundo entero conoce
la importancia de éste, y Washington y sus aliados son muy conscientes
de que los iraníes pueden cerrarlo militarmente durante un periodo de
tiempo considerable. Por esta razón es por la que Estados Unidos ha
estado trabajando con los países del Consejo de Cooperación para los
Estados Árabes del Golfo –Arabia Saudita, Catar, Bahréin, Kuwait, Omán y
los Emiratos Árabes Unidos– para crear una nueva ruta para su petróleo
mediante oleoductos que rodeen el Estrecho de Ormuz y canalicen
directamente el petróleo del Consejo hacia el Océano Índico, el Mar
Rojo o el Mediterráneo. Washington ha estado presionando a Irak para que
busque rutas alternativas en sus conversaciones con Turquía, Jordania y
Arabia Saudita.
Tanto Israel como Turquía se han
mostrado también muy interesados por este proyecto estratégico. Ankara
ha celebrado conversaciones con Catar para construir una terminal
petrolífera que llegue a Turquía a través de Irak. El gobierno turco ha
tratado de conseguir que Irak una sus campos petrolíferos en el Sur con
las rutas de tránsito que van a través de Turquía, al igual que están
las del Norte. Todo esto vinculado al objetivo turco de convertirse en
corredor energético y en un importante eje de tránsito.
La creación de esa ruta para el
petróleo lejos del Golfo Pérsico, la finalidad es eliminar un elemento
importante de influencia estratégica del que Irán dispone frente a
Washington y sus aliados. Reduciría eficazmente la importancia del
Estrecho de Ormuz. Podría muy bien convertirse en un requisito previo de
los preparativos bélicos y de la guerra dirigida por Estados Unidos
contra Teherán y sus aliados.
Es dentro de ese marco donde los
Emiratos Árabes Unidos están promoviendo el oleoducto de crudo de Abu
Dabi o el de Habshan-Fujairah, que circunvalará la ruta marítima en el
Golfo Pérsico que pasa a través del Estrecho de Ormuz. El proyecto se
consolidó en 2006, el contrato se firmó en 2007 y la construcción empezó
en 2008. Ese oleoducto va directamente desde Abu Dabi al puerto de
Fujairah en la costa del Golfo de Omán en el Mar Arábigo.
Es decir que dará acceso directo con el
Océano Índico a las exportaciones desde los Emiratos Árabes Unidos. Al
rodear Ormuz, se le ha presentado abiertamente como un medio para
reforzar la seguridad energética en un intento por evitar al Ejército
iraní. Además de la construcción de este oleoducto, se contempló también
la de una reserva petrolífera estratégica en Fujairah para poder
mantener el flujo de petróleo hacia los mercados internacionales en caso
de que se cerrara el Golfo Pérsico.
Además del oleoducto saudí Este-Oeste,
Arabia Saudita ha buscado también una alternativa a las rutas de
tránsito y examinado los puertos de Omán y Yemen, sus vecinos del Sur de
la Península Arábiga, manifestando un especial interés por el puerto
yemení de Mukallah, en las costas del Golfo de Adén. En 2007, fuentes
israelíes informaron con bastante fanfarria que estaba gestándose un
proyecto de oleoducto que iba a conectar los campos petrolíferos saudíes
con Fujairah en los Emiratos Árabes Unidos, con Muscat en Omán y,
finalmente, con Mukallah en Yemen. La reapertura del oleoducto Arabia
Saudita-Irak que, para colmo de ironías fue construido por Husein para
evitar el Estrecho de Ormuz y a Irán, ha sido también objeto de
discusión de los saudíes con el gobierno iraquí en Bagdad.
Si Siria y Líbano se convirtieran en
clientes de Washington, entonces podría también reactivarse el cerrado
oleoducto transarábigo (Tapline) junto con otras rutas alternativas que
irían desde la Península Arábiga a las costas del Mar Mediterráneo a
través del Levante. Cronológicamente esto además podría formar parte de
los esfuerzos de Washington para invadir Líbano y Siria en el intento de
aislar a Irán antes de cualquier posible confrontación con Teherán.
Las maniobras navales iraníes
Velayat-90, que se celebraron en las proximidades de la entrada al Mar
Rojo en el Golfo de Adén, fuera de las aguas territoriales de Yemen,
también se extendieron por el Golfo de Omán frente a las costas de Omán y
la zona costera oriental de los Emiratos Árabes Unidos. Además de otros
aspectos, los ejercicios Velayat-90 deberían de interpretarse como una
señal de que Teherán está preparado para actuar fuera del Golfo Pérsico e
incluso atacar o bloquear los oleoductos que intentan evitar el
Estrecho de Ormuz.
La geografía está también del lado de
Irán en este caso. El hecho de evitar o circunvalar el Estrecho de Ormuz
no cambia la realidad de que la mayor parte de los campos petrolíferos
que pertenecen a los países del Consejo de Cooperación para los Estados
Árabes del Golfo están todos situados en las proximidades de Irán y, por
tanto, dentro de la distancia de lanzamiento iraní. Como en el caso del
oleoducto Hasbhan-Fujairah, los iraníes podrían fácilmente interrumpir
el flujo de petróleo desde el mismo punto de origen. Teherán podría
lanzar ataques aéreos y de misiles o desplegar sus fuerzas anfibias,
terrestres, navales y aéreas también en esas zonas. No necesita bloquear
el Estrecho de Ormuz; después de todo, impedir el flujo energético es
el principal objetivo de las amenazas iraníes.
La Guerra Fría Estados Unidos-Irán
Washington ha estado atacando a Irán
con todos los medios que tiene a su alcance. Las tensiones alrededor del
Estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico constituyen sólo uno de los
aspectos de una peligrosa guerra fría regional con múltiples
frentes entre Teherán y Washington en todo el Oriente Medio. Desde 2001,
el Pentágono ha estado reestructurando también su Ejército para
emprender guerras no convencionales con enemigos como Irán. Sin embargo,
la geografía ha actuado siempre contra el Pentágono, y Estados Unidos
no ha encontrado una solución a su dilema naval en el Golfo Pérsico. En
vez de una guerra convencional, Washington ha tenido que emprender una
ofensiva secreta, económica y diplomática contra Irán.
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