En El último confín de la tierra , el
explorador Lucas Bridges cuenta que los yámanas, antiguos pobladores de
los canales fueguinos, decían que hace mucho tiempo la luna había caído
al mar, y que éste se había levantado con gran tumulto (...) "Se
sumergieron las montañas y los pobladores, al mirar en derredor, no
vieron más que océano hasta el confín del horizonte (...)", menciona.
Aunque sorprenda, bajo la bruma poética de esta
historia mitológica se ocultarían hechos reales: Tierra del Fuego habría
sufrido tres tsunamis en los últimos 6000 años.
El doctor Gustavo Bujalesky llegó a esta conclusión, que acaba de publicarse en el Journal of Coastal Research,
después de 25 años de investigaciones en la costa atlántica de la isla,
más precisamente en Ensenada de la Colonia, 10 km al sur de Río Grande.
Bujalesky, geólogo del Centro Austral de
Investigaciones Científicas del Conicet (Cadic), estudia desde 1986 las
formas de la costa, el comportamiento de la playa, cómo se transportan
los sedimentos y cómo se modificó todo esto a lo largo del tiempo. "En
varios lugares, fui observando formas que no son las que producen las
olas normales o de tormenta", cuenta.
Las primeras van esculpiendo la costa a lo largo de
grandes extensiones, explica el científico; en cambio, los eventos de
muy alta energía, como un tsunami, dejan modificaciones más bien
localizadas. "El problema es que resulta difícil diferenciar los
depósitos o erosión de tormentas de los de tsunamis", confiesa.
Al principio, cuando Bujalesky comenzó a encontrar
vestigios de estas olas gigantescas, intentó explicarlos por los fuertes
vientos del Oeste que azotan la zona. Pero a medida que fue avanzando
en sus estudios, encontró formaciones geológicas muy sugestivas. Una de
ellas es conocida como "abanicos de sobredepositación", que encontró muy
elevados respecto de los cordones de grava que corresponden a las
tormentas. Un poco más al Sur también descubrió grandes escarpas
[barrancas de erosión] asociadas, de un par de metros de altura.
"Me costaba aceptarlo, pero veía que esto no podía
haberse generado por las condiciones habituales -explica-. Finalmente,
en 2006, pude examinar las formas resultantes del tsunami del terremoto
de Lisboa, del 1° de noviembre de 1755: ¡eran muy similares a las que yo
estaba estudiando!"
Después de realizar mediciones topográficas y análisis
muy minuciosos de la estructura interna de los depósitos, Bujalesky
llegó a la conclusión de que el epicentro de los tsunamis fueguinos
podría haberse ubicado en la zona de las Islas Sándwich, la de mayor
frecuencia de terremotos de magnitud importante cercana a esa área.
"De acuerdo con lo que registré, habría habido tres
tsunamis en 6000 años -dice el científico-. La costa es macromareal [las
mareas tienen una gran amplitud], por lo que para que tuvieran
consecuencias importantes, tienen que haber arribado a la hora en que se
registra el pico de marea alta. Si no, los efectos hubieran sido
menores o no hubieran provocado cambios significativos."
Un tsunami es una ola o un grupo de olas de gran
energía que se producen cuando algún fenómeno extraordinario desplaza
verticalmente una gran masa de agua. Se estima que el 75% de estos
fenómenos son generados por terremotos submarinos de gran magnitud
(>7 en la escala de Richter), que hacen que grandes bloques de roca
se desplacen súbita y verticalmente a lo largo de una fractura en las
profundidades del océano. La zona más afectada es el Pacífico, porque
allí se encuentra la zona tectónica más activa del planeta, el cinturón
de fuego.
"No es para asustarse -concluye Bujalesky-, porque la
frecuencia es muy baja (uno cada 2000 años), pero los tsunamis pueden
darse en cualquier lugar del mundo. En 2008, unos colegas franceses
publicaron el hallazgo de depósitos de tsunamis en el noroeste de Gran
Malvina. Aunque ellos dicen que el origen del terremoto habría estado en
la dorsal mesoatlántica.".