Viena, 25 abr (EFE).- Reducir el
tiempo de alerta para salvar más vidas es el objetivo de dos nuevas
técnicas de medición presentadas hoy en Viena y que permiten establecer
más rápidamente los riesgos de generación de un tsunami tras un gran
seísmo.
Uno de esos sistemas, desarrollado por los
sismólogos Anthony Lomax y Alberto Michelini, permite saber cinco
minutos después de un terremoto si ese temblor puede generar un tsunami y
determinar en diez minutos la magnitud del mismo.
"Esas
precisiones rápidamente disponibles sobre la potencionalidad y la
magnitud del tsunami pueden ayudar a dar una más rápida y fiable alerta
temprana de tsunamis...", explicó Lomax en una rueda de prensa en el
marco de la Unión Europea de Geociencias (EGU), que se celebra hasta el
viernes en Viena.
El trabajo de Lomax y Michelini
destaca que los sistemas de cálculo actualmente empleados para
determinar el riesgo de tsumani tras un terremoto pueden demorarse hasta
20 minutos.
Por contra, esta nueva técnica emplea
mediciones más simples y rápidas, al centrarse en las llamadas ondas P,
las primeras y más rápidas generadas por un seísmo.
Esa
medición permite determinar el impacto del temblor en el lecho marino
en función de la duración y la evolución del terremoto, y no sólo de su
magnitud.
Como ejemplo, Lomax y Michelini
mencionan en su presentación que las autoridades japonesas tardaron 20
minutos en conocer la verdadera magnitud del seísmo que asoló la costa
noroeste del país en marzo de 2011.
"Esta
infravaloración inicial de la magnitud del terremoto y,
consecuentemente, del tamaño del tsunami puede haber llevado a una falsa
sensación de seguridad y a incrementar el número de víctimas", explican
los científicos.
Ese mismo objetivo de reducir el
tiempo de alerta tiene la aplicación de la tecnología GPS (sistema de
posicionamiento global) que propone Andrey Babeyko, investigador del
Centro Alemán de Investigación en Geociencias, en Potsdam.
Según
Babeyko, los tradicionales sistemas sísmicos de alerta de tsunami no
funcionan porque tienden a subestimar la magnitud del momento sísmico
(la cantidad de energía liberada por el terremoto) en los primeros
minutos después del seísmo.
El uso del GPS permite
analizar los movimientos en el fondo marino generados por el terremoto y
ver el crecimiento del seísmo casi en tiempo real.
Los
datos recibidos por las red de satélites se usan para determinar la
deformación del lecho marino, la posibilidad de tsunami y su propagación
hacia la costa.
Babeyko indicó que el uso de este
sistema habría permitido estimar correctamente en un máximo de cuatro
minutos la magnitud del terremoto y el tsunami de marzo de 2011.
Este
sistema se usa ya en el Sistema germano-indonesio de alerta temprana de
tsunamis (Gitews), que comenzó a operar en diciembre de 2008, cuatro
años después del maremoto de Sumatra que causó más de 200.000 muertes.
EFE