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28 de febrero de 2013: Retrocedamos a fines de la
década de 1950. La Unión Soviética acababa de lanzar el primer satélite
artificial, llamado Sputnik. Estados Unidos no estaba preparado y
luchaba para ponerse a tono, lo que representó el puntapié inicial de la
carrera espacial (al estilo de la Guerra Fría) que se prolongaría
durante décadas. El espacio estaba disponible y parecía que cualquier
cosa podía suceder.
En este vacío penetró la Organización de las Naciones Unidas (ONU,
por su acrónimo en idioma español). En 1958, la Asamblea General
"reconociendo el interés común de la humanidad por extender el uso
pacífico del espacio exterior... y deseando evitar que se propaguen las
actuales rivalidades entre las naciones en este nuevo campo..."
estableció el Comité para el Uso Pacífico del Espacio Exterior
(Committee on the Peaceful Uses of Outer Space o COPUOS, por su acrónimo
en idioma inglés). El COPUOS se convirtió en un foro para el desarrollo
de leyes y tratados que rigen las actividades relacionadas con el
espacio. Además, preparó el camino para la cooperación internacional
sobre problemas que ninguna nación podría manejar de manera aislada.
A medida que pasaron los años, la cantidad de miembros del COPUOS
aumentó de 18 a 74 naciones, mientras que los temas como los residuos
espaciales, los asteroides cercanos a la Tierra, el manejo de las
catástrofes desde el espacio y la navegación global se agregaron a la
agenda cotidiana del comité. En cada encuentro anual que se lleva a cabo
en Viena, Austria, los miembros del COPUOS deliberan sobre estos temas,
los cuales presentan ciertos desafíos y peligros clave para todo el
planeta.
Este año, hay un nuevo tema en la agenda: las condiciones del tiempo en el espacio (el clima espacial).
"Este es un significativo desarrollo", dice Lika Guhathakurta, de
las oficinas centrales de la NASA, en Washington. "Al agregar las
condiciones del tiempo en el espacio a la agenda cotidiana del Subcomité
de Ciencia y Técnica (Science and Technical Subcommittee, en idioma
inglés), del COPUOS, la ONU está reconociendo la actividad solar como
una preocupación equivalente a la vinculada con los residuos en órbita y
con los asteroides que pasan cerca de nuestro planeta".
El clima espacial es el equivalente en el espacio exterior al
clima de la Tierra. En vez de tener viento, lluvia y nieve, sin embargo,
el espacio tiene tormentas de radiación, viento solar, llamaradas y
eyecciones de masa coronal. El origen de estas condiciones del tiempo en
el espacio es el Sol y, a pesar de que las tormentas solares se
producen a casi 150 millones de kilómetros (93 millones de millas) de
distancia de la Tierra, se pueden hacer sentir en nuestro planeta.
"Las fuertes tormentas solares pueden hacer que nos quedemos sin
energía y también pueden inhabilitar satélites y hacer confundir a los
GPS (Global Positioning Systems, en idioma inglés, o Sistemas de
Posicionamiento Global, en idioma español)", afirma Guhathakurta. "Se
trata de un problema global que empeora debido a que cada vez más, en
todo el mundo, dependemos de tecnologías electrónicas sensibles".
Esta semana, los miembros del Subcomité de Ciencia y Técnica
recibieron información sobre algunos de los posibles problemas
económicos vinculados con las condiciones del tiempo en el espacio. Por
ejemplo, la extracción moderna de petróleo y de gas con frecuencia
implica llevar a cabo una perforación direccional destinada a aprovechar
reservas de petróleo y de gas en las profundidades de la Tierra. Esta
técnica de perforación depende de la colocación precisa utilizando
sistemas de navegación global. No obstante, los cabezales de los
taladros podrían perforar los sitios incorrectos si el Sol interfiere
con la recepción del GPS. Las partículas energéticas solares, en los
polos magnéticos, pueden forzar el proceso de re-enrutamiento de los
vuelos internacionales, produciendo como consecuencia demoras y aumento
en el consumo de combustible. Las corrientes inducidas en el suelo,
generadas por tormentas magnéticas, pueden dañar transformadores e
incrementar la corrosión en tuberías vitales de energía.
"Las condiciones del tiempo en el espacio constituyen un
significativo peligro natural que requiere que estemos preparados
globalmente", señala el profesor Hans Haubold, de la Oficina de la ONU
para Asuntos del Espacio Exterior (UN Office for Outer Space Affairs, en
idioma inglés). "Este nuevo tema en la agenda vincula a la ciencia
espacial con la tecnología espacial para el beneficio de toda la
humanidad".
El ascenso de la posición del clima espacial en la agenda del
COPUOS coincide con el 10mo. aniversario del Programa Internacional
Viviendo con una Estrella, el 14 de febrero. Dicho programa está formado
por un grupo de naciones que se reunieron en el año 2003 con el
objetivo de sentar las bases para la cooperación mundial en el estudio
de las condiciones del tiempo en el espacio. La ONU ayudará a llevar sus
esfuerzos un paso más adelante.
Un problema clave que la ONU puede ayudar a resolver es la brecha
(las muchas brechas, en realidad) en la cobertura de tormentas en
nuestro planeta. Cuando una tormenta solar pasa por la Tierra, las ondas
de ionización se propagan a través de la parte superior de la atmósfera
de la Tierra, las corrientes eléctricas fluyen a través de la capa de
la superficie del suelo y el campo magnético de todo el planeta comienza
a sacudirse.
"Estos son fenómenos globales", señala Guhathakurta, "de modo que
tenemos que poder monitorizarlos a todos alrededor del mundo".
Los países industrializados tienden a tener abundancia de
estaciones de monitorización. Ellos pueden hacer un seguimiento del
magnetismo local, así como de las corrientes en el suelo y de la
ionización y pueden proporcionar datos a los investigadores. Los países
en desarrollo son los que albergan las brechas, particularmente en las
latitudes bajas, alrededor del ecuador magnético de la Tierra. Con la
asistencia de la ONU, los investigadores probablemente puedan extender
las redes de sensores hasta las regiones donde alguna vez esto fue
políticamente inviable.
Las condiciones del tiempo en el espacio podrían desempeñar un
papel importante en el clima de la Tierra también. Por ejemplo, el
mínimo de Maunder, el cual es un período de 70 años prácticamente
desprovisto de manchas solares, que tuvo lugar hacia fines del siglo
XVII y comienzos del siglo XVIII, coincidió con inviernos prolongados, y
muy fríos, en el hemisferio norte. Los investigadores están cada vez
más convencidos de que las variaciones en la actividad solar poseen
efectos regionales sobre el clima y las condiciones del tiempo, que no
se relacionan con las fronteras nacionales y, en consecuencia,
únicamente pueden ser estudiadas en minucioso detalle por grupos
internacionales.
"El nuevo tema de carácter permanente en la agenda del Subcomité
de Ciencia y Técnica constituye una importante oportunidad para
aprovechar el esfuerzo de todos los miembros con el fin de asegurar
acciones globales coordinadas", comenta Terry Onsager, de la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and
Atmospheric Administration o NOAA, por su acrónimo en idioma inglés), de
Estados Unidos.
Ahora que el clima espacial ha escalado su posición en la agenda
del COPUOS y ha logrado ocupar un lugar permanente en ella, todo
dependerá de las conversaciones periódicas que tengan lugar entre los
diplomáticos de la ONU, los científicos y los planificadores de
emergencias. Esto es importante porque, mientras que el espacio ya no
está tan disponible, también es verdad que en el reino del clima
espacial prácticamente cualquier cosa puede suceder.
Conozca más sobre el Comité para el Uso Pacífico del Espacio Exterior en: http://www.oosa.unvienna.org/oosa/COPUOS/copuos.html.
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