Las declaraciones
tranquilizadoras este verano del presidente del Banco Central Europeo
(BCE), Mario Draghi, permitieron aliviar las tensiones en los mercados, y
en particular hicieron que España e Italia se pudieran financiar en los
mercados de deuda con intereses en fuerte baja en las últimas semanas.
Pero
los mercados siguen esperando que Draghi anuncie medidas concretas y en
la conferencia de prensa prevista para el 6 de septiembre, tras la
reunión del Comité Político y Monetario de la institución, no tendrá
derecho al más mínimo error.
Su decisión de no participar este
viernes en el seminario de banqueros centrales en Jackson Hole en
Estados Unidos ha sido interpretada como una señal de que el BCE se
prepara para anunciar un programa de compra de deuda de los países en
dificultades.
Mientras tanto, el baile diplomático que se
reanudó en los últimos días entre los dirigentes de los principales
países de la zona euro va a proseguir las próximas semanas, con
numerosos encuentros entre la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel;
el presidente francés, François Hollande; el jefe del Gobierno italiano,
Mario Monti, y su homólogo español, Mariano Rajoy.
El primer
ministro griego, Antonis Samaras, abrió el baile con Berlín y París en
un intento de tranquilizar a sus acreedores y conseguir que le den un
plazo adicional de dos años, hasta 2016, para que Grecia pueda cumplir
sus metas de déficit.
La decisión dependerá de las
conclusiones de la troika de acreedores (UE, BCE, FMI), que regresará a
la capital griega los próximos días.
El informe que elaboren
debería estar listo para finales de septiembre o inicios de octubre y
podría ser debatido en la reunión de ministros de Finanzas de la UE
(Eurogrupo) del 8 de octubre en Luxemburgo.
Es poco probable
que el informe esté listo para la reunión informal que mantendrá el
Eurogrupo el 14 de septiembre en Nicosia. La concesión de una ayuda al
país anfitrión y actual presidente de la UE, Chipre, podría también ser
analizada en esa reunión, pero es España, la cuarta economía de la
Eurozona, la que acapara las discusiones dada su delicada situación
financiera.
España, que ya tiene la promesa de una ayuda de
hasta 100.000 millones de euros para el sector bancario, espera los
resultados de las auditorías que le permitirán saber con exactitud las
necesidades de sus bancos en dificultades, sin duda antes de finales de
septiembre.
Además de esa ayuda, España podría verse obligada a
pedir un rescate para toda la economía ya que en octubre tiene que
hacer frente a un vencimiento de deuda de más de 26.000 millones de
euros y ayudar a las Comunidades Autónomas que, como Cataluña o
Valencia, ya han pedido oficialmente ayuda al Gobierno central para
poder pagar sus deudas.
Para reforzar los países más débiles
de la zona euro, Rajoy pidió que se ponga en marcha rápidamente la unión
bancaria, cuyo principio fue aprobado en la última cumbre europea de
finales de junio.
La primera etapa de esta unión consiste en
establecer un mecanismo único de supervisión bancaria. La Comisión
Europea está preparando la propuesta que debería ser presentada el 12 de
septiembre, con motivo del discurso de su presidente, José Manuel Durao
Barroso, sobre el estado de la Unión.
La fecha del 12 será
también crucial al menos por otras dos razones. El Tribunal
Constitucional alemán anunciará si el Mecanismo Europeo de Estabilidad
(MEDE), el fondo permanente que Europa quiere establecer para ayudar a
los países que lo necesiten, es conforme al derecho alemán.
Según
los economistas, de la decisión del tribunal dependerá la supervivencia
del euro, pues el MEDE no será posible si no cuenta con Alemania, su
principal contribuyente.
El 12 de septiembre Holanda celebra
también elecciones legislativas, tras una campaña marcada por los
candidatos contra la austeridad. Si logran gobernar, podría cambiar la
relación de fuerzas en la zona euro y aislar un poco más a Alemania.