Un análisis detallado de sedimentos de la isla caribeña de Bonaire ha
permitido obtener pruebas convincentes de que ésta sufrió el impacto de
una ola gigante hace unos 3.300 años, aunque no existen registros
históricos del embate de tsunamis en esta isla.
De particular
interés son las consecuencias que ese tsunami tuvo en el ecosistema de
la isla. Los sedimentos estudiados por el equipo de Max Engel, de la
Universidad de Colonia en Alemania, sugieren que este tsunami cambió por
completo el ecosistema costero y los patrones de sedimentación de esta
zona.
En general, la región del Caribe es muy vulnerable a amenazas costeras tales como ciclones tropicales.
Aunque
la isla de Bonaire no ha experimentado un tsunami durante los últimos
500 años, los cuales constituyen el período de documentación histórica,
los depósitos de material arrastrado proporcionan evidencias de al menos
un tsunami en la prehistoria.
Una playa caribeña. (Foto: Sean Linehan, NOAA, NGS, Remote Sensing)
Este
evento catastrófico tuvo repercusiones ecológicas a largo plazo. El
tsunami hizo que se formara una barrera de restos de coral que separó
una antigua bahía del mar abierto y la convirtió en una laguna muy
salina, que aún existe en nuestros días.
Es necesario realizar en
todo el Caribe otras investigaciones sobre la geología de los tsunamis,
usando depósitos de sedimentos cuya antigüedad esté bien establecida,
para reconstruir patrones fiables de magnitud, frecuencia y distribución
espacial de los tsunamis en la región, y sus repercusiones
medioambientales.