http://crashoil.blogspot.com.es/2013/05/cinismo-en-la-era-del-declive.html
Queridos lectores,
Es
moneda común, desde hace muchos años, que las declaraciones públicas de
diversos organismos internacionales e instituciones públicas con
respecto a un posible escenario de escasez de energía sean desdeñosas.
En muchos casos tal actitud refleja una ignorancia de algunos aspectos
técnicos asociados a la llegada del peak oil, lo cual no es de extrañar
ya que quienes rigen estos organismos suelen ser economistas, y ya
sabemos por qué los economistas no entienden el Oil Crash (ni tampoco el problema específico que plantea la disminución de la TRE). En otros casos tenemos auténticos matones, expertos en fabricar la duda
con fines completamente espurios (generalmente favorecer la
liberalización administrativa y continuar con la fiesta como si nada
pasase). En algunos casos, sin embargo, se encuentra tal oposición en
medios gubernamentales, que se basan en una confusión de conceptos
favorecida por aquellos organismos que tienen como función asesorarlos
en materia de seguridad energética. El por qué estos organismos asesores
actúan de esta manera es difícil de saber. Puede que tengan miedo de
las consecuencias de hablar claramente, puede que a sus responsables se
les impongan directrices políticas de no reconocer la verdad... Sea como
fuere, el hecho es que ahora que el ocaso del petróleo ya está aquí
estoy observando un incremento de declaraciones cada vez más
estentóreas por parte de diversos responsables, sin que en realidad haya
argumentos nuevos para negar que los recursos del mundo sean finitos y,
lo que es más grave, que la oferta posible de los mismo tiene sus
limitaciones. Al margen de sus motivaciones, está claro que su actitud
es bastante cínica.
El
caso es que algunos lectores me han preguntado repetidamente en los
últimos tiempos por algunas de esas declaraciones de abundancia
energética que sólo se soportan sobre el papel, y dada la recurrencia e
impacto de las mismas he pensado que sería buena idea compilarlas en un
post; aunque, como verán, no hay realmente nada nuevo bajo el Sol. He
aquí mi somera relación:
No hay problema con el petróleo; queda tanto como el que se ha extraído hasta ahora: Esta afirmación la hizo un responsable de CORES en una reciente conferencia en ESADE,
en Barcelona. Lo divertido del caso es que la segunda afirmación es
factualmente correcta. Efectivamente, si pensamos en petróleo crudo se
ha consumido poco más de un billón (español) de barriles de petróleo y
las reservas restantes estimadas se estiman en otro billón,
aproximadamente. Sin embargo a alguien que trabaja en CORES es imposible
que se le escape que el problema es la producción, y no las reservas.
¿De qué me sirve tener 100 millones de euros en el banco si sólo me
dejan sacar 100 euros al mes? Justamente el problema es que la primera
mitad de las reservas -la que era más fácil de acceder- la hemos sacado
en una fase de producción creciente (cada año se sacaba más petróleo que
el anterior) mientras que la segunda mitad -la de extracción más
difícil- saldrá a un ritmo cada vez más lento (cada año se sacará menos
que el año anterior).
Por
tanto, lo que pretende ser una afirmación optimista es en realidad una
manera torticera de disfrazar la realidad; un argumento convincente para
el no informado: mera propaganda.
El problema de la producción es meramente de inversión: Quien hace esta afirmación desconoce o finge desconocer qué es la Tasa de Retorno Energético (TRE) y las implicaciones que tiene.
Porque la cuestión no es si es técnicamente posible extraer todo ese
petróleo que hay en el subsuelo, sino si podemos extraerlo de forma
rentable. Para el economista, que sólo ve el dinero, es meramente
cuestión de mejorar las técnicas extractivas y con la suficiente
inversión se podrá hacer. Sin embargo, la clave es la rentabilidad
energética, la cual evoluciona lentamente y en realidad tiene tendencia a disminuir a pesar de las mejoras tecnológicas. Y si el negocio no es rentable energéticamente es imposible que lo sea económicamente.
Las reservas estratégicas de petróleo de los EE.UU. están en máximos de los últimos 5 años. ¿Peak oil? Perdonen que me ría:
Este comentario, prácticamente literalmente, se lo leí hace semanas a
un conocido gestor de fondos. Esta persona en concreto suele insistir
sobre el tamaño de las reservas estratégicas de los EE.UU., cuando
difícilmente se puede encontrar un peor termómetro de la situación del
petróleo. Para empezar, expliquemos qué son las reservas estratégicas de
un país. Se trata petróleo almacenado en grandes tanques en ubicaciones
clave, y cuyo objeto es garantizar la continuidad del suministro a
servicios y sectores clave en caso de una interrupción del suministro de
petróleo. Se crearon en los años 70 justamente para amortiguar los
efectos asociados a las interrupciones de aquella época (embargo árabe,
guerra de Irak-Irán). Todos los países de la OCDE y algunos que no
pertenecen a esta organización tienen las suyas. Por ley, tienen que
cubrir al menos 60 días de consumo o 60 días de las importaciones
típicas en esa época del año, la que sea mayor de estas dos cifras. Dado
este mandato legal, lo habitual es que estas reservas se mueven
alrededor de ese guarismo, 60 días (el petróleo entra y sale
continuamente de estas instalaciones porque una vez extraído se degrada
en contacto con el aire y por tanto no se puede dejar almacenado sin
más). Así pues, estas reservas estratégicas varían poco, y si acaso
tienden a disminuir al ir cayendo el consumo del país. En cada momento
del año la variación del volumen de reservas estratégicas con respecto a
la media de los 5 años precedentes en la misma fecha son
insignificantes en porcentaje, siendo mucho más importantes las
variaciones a lo largo del año (puesto que no se consume lo mismo en
invierno o verano que en primavera o otoño). Y en todo caso, cómo varía
esta cantidad no nos dice nada sobre la evolución futura de la
producción, sino sobre los patrones actuales de consumo de los EE.UU.
En
la misma línea, aparte de las reservas estratégicas la propia industria
guarda petróleo para que le sirva de colchón en caso de contingencias
comunes (un petrolero que se retrasa, una avería en un oleoducto...).
Este colchón es, en el caso de los EE.UU., de unos 30 días, sin que
exista un mandato concreto acerca de su tamaño. Sus variaciones
porcentuales son más rápidas que las de las reservas estratégicas debido
a que responden más a las previsiones que la industria hace sobre el
mercado. En los EE.UU. durante los últimos meses estas reservas han
tocado máximos de 5 años aunque ahora están cayendo cerca de los valores
medios. Como antes, este indicador tampoco es significativo acerca de
la producción (por más que el homo economicus pretenda que la
producción responde a los cambios en demanda que se reflejan en estas
gráficas - absoluta falacia que se desmonta viendo la actual inelasticidad en la producción de petróleo, sobre la que ya hablamos).
En
EE.UU. se está viviendo durante los últimos 5 años un boom de gas
natural gracias a la producción de gas de esquisto, que es el
combustible del futuro: Parece mentira que, con la abundancia de datos disponibles, se sigan diciendo estas tonterías. Al margen de que la producción de gas de esquisto es, simplemente, ruinosa desde un punto de vista económico, yo no veo ningún boom de gas natural en los EE.UU. Claro que eso depende de a qué llama uno "boom".
Veamos cómo ha evolucionado el consumo de gas natural en los EE.UU. (datos de la Energy Information Administration):
La
gráfica nos enseña los consumos agregados de gas durante los 12 meses
precedentes. Fíjense que, si bien el consumo de gas remonta algo desde
2005, en 2009 aún estaba por debajo de los niveles del año 2000. Sólo de
2010 a 2012 el consumo llega a subir a un ritmo significativo, de
aproximadamente un billón de pies cúbicos de consumo adicional al año. Es
tan pequeño que cuesta hablar de boom: sería de aproximadamente 1
billón de pies cúbicos en tres años, es decir, de menos de un 1,5% anual
si lo miramos desde 2010, y del 0,3% si lo miramos desde 2000. En fin,
que nuestros comentaristas están exagerando la importancia del
crecimiento del consumo.
Exageraciones varias sobre el futuro de la producción de petróleo en los EE.UU.: Ésta fue otra de las afirmaciones del responsable de CORES en ESADE. Seguramente Vd. ha leído
que los EE.UU. serán el primer productor de petróleo del mundo hacia 2020 y exportará petróleo a partir de 2035; en algunos sitios, haciendo la ola
a tan rocambolescas afirmaciones, llegan a afirmar que exportará petróleo el año que viene
- en realidad EE.UU. comercia con petróleo de diversos tipos y procedencias, y con la disminución de calidades
de los petróleos disponibles y los problemas con las refinerías (que también discutimos aquí) se pretende exportar excedentes de petróleo pesado hacia otros sitios donde se pueda refinar, aunque se mantengan o incluso aumenten las importaciones de otros tipos de petróleo.
Todas
las exageraciones que circulan actualmente sobre el futuro energético
de los EE.UU. se basan en afirmaciones o informes de la
Agencia Internacional de la Energía (AIE), que hizo el pasado Noviembre
en su informe anual y hace poco ha renovado con
motivo de su informe semestral. Sin embargo, del dicho al hecho media
un gran trecho (pueden leer la traducción de un excelente post de Matthieu Auzanneau sobre este tema en este mismo blog). Cuando analizamos el último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía destacábamos esta gráfica
La
gráfica muestra cómo evolucionarán las importaciones de petróleo en los
EE.UU. (curva azul inferior) de acuerdo con el escenario central que
maneja la AIE. Como ven, incluso en 2035 EE.UU. seguiría importando más
de 3 Mb/d (sobre los más 18 Mb/d que consumen los EE.UU. ahora mismo),
pero aquí la AIE hace un divertido maquillaje contable. Según la AIE,
EE.UU. será autosuficiente de manera neta porque los excedentes del gas
natural que producirá equivaldrán a los faltantes de petróleo. Poco
importa que a igualdad de contenido energético el petróleo valga más del
doble que el gas natural y que posiblemente no tengan suficiente
mercado para su gas: este salto al vacío sirve para crear una narrativa
estimulante. Con todo, lo verdaderamente grave de esa gráfica (como comentamos en su día)
es que se asume como una hipótesis natural que los EE.UU. reducirán su
demanda exterior (lo que en la gráfica llaman "Demand-side efficiency")
en 4 Mb/d, es decir, en más de un 20% del su consumo actual. Tomando el
conjunto del consumo de petróleo, la AIE prevé un descenso del consumo
de petróleo en los EE.UU. del 31%, lo cual es bastante grave si se tiene
en cuenta que grandes caídas del consumo, y no tan importantes, sólo
se han visto acompañadas de una recesión económica profunda.
Ciertamente, si la industria de EE.UU. se hunde el país puede acabar por
exportar petróleo, pero no estoy muy seguro de que eso sea una buena
noticia... Como tampoco lo es, en realidad, que EE.UU. pudiera llegar a
ser el primer productor de petróleo del mundo antes de 2020, ya que lo
sería con una marca similar a la actual de Arabia Saudita y Rusia, y si
EE.UU. ocupase el primer lugar sería por el declive de esos dos países.
En suma, que se maquillan como buenas noticias lo que en realidad son
noticias horribles, en la máxima expresión del cinismo.
Sin
duda los lectores identificarán ahora o en los próximos meses
informaciones del mismo jaez. Si quieren saber qué hay de cierto y qué
de exageración en una promesa de abundancia energética, mi recomendación
es que busquen los datos originales en los que se basan las
declaraciones originales (en la prensa, particularmente española, las
noticias llegan a veces muy desvirtuadas por una cierta dejadez o falta
de rigor de algunos periodistas, que no comprueban los datos
originales). Y una vez con los datos en la mano, tiren de calculadora, y
comparen los datos: si hablamos de nuevas reservas de petróleo,
compárenlas con el consumo del planeta (90 Mb/d), a ver si son tan
grandes; si hablamos de mejoras presuntamente fundamentales verifiquen
si al final no tienen más que un impacto marginal en el consumo o
producción de tal país; si se habla de tal tecnología revolucionaria,
verifiquen si ésta ya está en fase comercial o si sólo hablamos de
prototipos o, peor, experimentos aún en el laboratorio; etc. En muchos
casos sin gran esfuerzo verán cómo se abusa del anumerismo
del lector. Lo cual es preocupante en el caso de un periodista, y es
prácticamente una traición a los intereses generales en el caso de los
gestores públicos. Y es que en algunas circunstancias tanto cinismo no
es disculpable.
Salu2,
AMT |