- Las víctimas han muerto en dos localidades cerca de Módena - El temblor ha obligado a evacuar edificios en Milán, Bolonia y Florencia
El norte de Italia ha vuelto a temblar. Lo hizo el 20 de mayo, segando siete vidas, dejando centenares de personas sin hogar y borrando del paisaje algunos de los más bellos vestigios arqueológicos. Desde entonces, los ciudadanos han vivido con el corazón en un puño, sobresaltados por multitud de réplicas sin consecuencias hasta que, a las nueve de la mañana de hoy, un seísmo de 5,8 grados en la escala Richter volvió a golpear mortalmente en la región de Emilia Romaña. Al menos seis personas han fallecido. Tres de ellas –un italiano, un paquistaní y un marroquí-- al derrumbarse una nave industrial en San Felice sul Panaro.
El terremoto, con epicentro Mirandola, en la provincia de Módena, fue advertido también en muchas zonas del norte y el centro del país provocando el pánico. En Ostiglia (Lombardia), una escuela se vino abajo segundos después de ser evacuada. La televisión italiana muestra imágenes de edificios que, ya dañados el 20 de mayo, han terminado por venirse abajo con la nueva sacudida y de otros, como la catedral de Mirandola, cuyo techo se ha venido abajo sobre el altar.
Se da la circunstancia de que, en el momento del temblor, el presidente de Emilia Romaña, Vasco Errani, se encontraba en Roma reunido con el jefe del Gobierno italiano, Mario Monti, negociando las ayudas a las víctimas del terremoto del 20 de mayor. En una comparecencia pública de urgencia, ambos se han comprometido a ayudar a los ciudadanos y las empresas afectadas. También el presidente de la República, Giorgio Napolitano, quiso mandar un mensaje de apoyo a la población: “Superaremos estos momentos”
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