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El CSN y Protección Civil estudian aumentar de 10 a 15 kilómetros la
zona de protección preferente alrededor de las instalaciones nucleares
españolas. Nuevos municipios entrarían en el reparto de ayudas
estatales, muy limitadas, y en los planes de evacuación
24 de abril de 2013. 09:00h
Javier Salas (Materia).
Madrid.
La catástrofe de Fukushima dejó muchas lecciones. Algunas de ellas ya se han aprendido y puesto en marcha, como el nuevo centro nacional de emergencias nucleares
que servirá para responder de inmediato a una crisis como la japonesa
en cualquier central española. La mayoría de los nuevos criterios de
seguridad requieren un trabajo serio que toma tiempo, como las obras que tendrán que hacer numerosas centrales nucleares, incluidas las españolas, para adaptarse a estas nuevas exigencias. Entre ellas, las autoridades españolas están estudiando ampliar el tamaño de las zonas de riesgo que rodean a cada central,
que podrían crecer hasta un radio de 15 kilómetros en torno a las seis
centrales, visto el caos que se formó en la evacuación del entorno de la
central nipona. En la actualidad, en torno a cada instalación atómica hay dos anillos concéntricos en función del riesgo esperable
en cada una de esas áreas y de la inmediatez necesaria en la respuesta
en caso de emergencia: hasta diez kilómetros se conoce como zona I, y de
ahí hasta los 30 kilómetros se conoce como zona II. La idea con
la que se trabaja en el Consejo de Seguridad Nuclear es la de ampliar la
zona I hasta un radio de 15 kilómetros: "Como resultado de los análisis
y estudios realizados, la Dirección de Protección Radiológica concluye
que sería prudente y estaría plenamente justificado ampliar la zona I de
planificación desde el actual área del círculo de 10 kilómetros de
radio concéntrico con el reactor nuclear a un área del círculo con 15
kilómetros de radio", defendió en el último pleno (PDF). La zona I consta de tres subzonas (A, B y C) que se ampliarían igualmente. Esta ampliación, que se está estudiando junto con Protección Civil, no es una simple cuestión de dibujar círculos sobre el mapa: implica invertir en equipos de emergencias, cursos para la población, instalaciones para alertar a los ciudadanos,
carreteras más seguras para mejorar la evacuación, etc. Al ampliarse
esas zonas de evacuación preferente, los lugares destinados para dar
refugio a su población también deberían adaptarse para acoger a un
número mayor. Desde el departamento de Riesgos Nucleares de
Protección Civil explican que llevan en torno a medio año preparando
esta ampliación, que supondría modificar el Real Decreto del Plan Básico de Emergencia Nuclear (PLABEN)
y los cinco planes de emergencia específicosde las seis centrales
nucleares (Ascó y Vandellós comparten plan por proximidad). En el CSN se
informó al Consejo de cómo afectaría este cambio a la central de Ascó,
que al contar con dos reactores podría generar una crisis más parecida a
la que se produjo en Fukushima, donde se descompusieron tres reactores y
la piscina de combustible gastado de otro. No obstante, desde
Protección Civil aseguran que si se opta por una ampliación concreta, ya
sea de 15 kilómetros o más, "será la misma para todas las centrales
españolas". El trabajo, que ya está muy avanzado, consiste en
realizar nuevos estudios de dispersión de materiales radiactivos, ya que
depende mucho de la orografía de la región, y en evaluar la idoneidad
de los medios y recursos disponibles hasta ahora en los planes de
emergencia. "Tras Fukushima, se realizaron pruebas de resistencia a las
centrales. Del mismo modo, también nos toca revisar estos planes para
actualizarlos a los muchísimos factores que influyen en una situación de
crisis", aseguran desde Riesgos Nucleares. El caso español no sería una
excepción y, por ejemplo, el regulador nuclear de EEUU ha propuesto
aumentar las 10 millas que tiene en la actualidad su zona de evacuación. El enfado de los municipios nucleares Ampliar los anillos de emergencia podría sumar docenas de pueblos al grupo de municipios que
hasta ahora cuentan con medidas de protección urgente ante hipotéticas
catástrofes nucleares. Precisamente ahora, cuando estas localidades,
representadas en la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales
Nucleares (AMAC), más abandonadas se sienten por el Estado. La semana
pasada celebraron una asamblea extraordinaria en la que denunciaron el
deterioro que sufren los planes de emergencia de "todas" las áreas
nucleares españolas y exigieron una mejor gestión de los fondos que se
destinan a su mantenimiento porque el sistema de subvenciones está
"acabado". "No pedimos más dinero, sino que todo funcione.
Preferimos que no nos den subvenciones y que todo lo haga Protección
Civil, pero que se haga", asegura un portavoz de AMAC. Últimamente se
han detectado importantes fallos en estos planes, como que en Vandellós
(Tarragona) no hay megafonía de emergencia a un kilómetro de la central o
que muchas zonas del entorno de Garoña (Burgos) no oyen esta megafonía o
están situadas en zonas sin cobertura para las comunicaciones de
alerta. Un escenario complicado al que se sumarían otros municipios para
el reparto de un "presupuesto muy limitado", como lamentan desde AMAC. |