La Casa Blanca continúa
desplegando una gran actividad en materia de prevención del clima
espacial. En este caso Washington ultima un nuevo acuerdo de cooperación atlántica en materia de actividad solar con el Gobierno de Francia.
No será el primero en esta materia tras el previamente firmado, el primero en su tipo, con el Gobierno Cameron y por el que ambos gobiernos reconocerán el clima espacial como un "riesgo significativo" para la comunidad mundial.
Tampoco será ésta la única actividad de cooperación internacional desplegada en materia de tormentas solares y riesgo EMP (pulso electromagnético) por la administración Obama.
Muy al contrario el "Electric Infrastructure Security Council" (EIS Council), o Consejo para la Seguridad
de las Infraestructuras Eléctricas formado por congresistas, altos
funcionarios y altos mandos del ejército de Estados Unidos, y por
expertos de la talla de John Kappenman, ha venido desplegando una
intensa actividad de cooperación internacional con una amplia colación de países aliados de Estados Unidos para protegerse de un posible escenario EMP.
"Lo que no se entiende es el muy escaso impulso y atención política que se le sigue dando a toda esta materia en España", han señalado por su parte desde el Observatorio del Clima Espacial de la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial y el EMP (AEPCCE).
"De hecho junto a este nuevo
marco de cooperación atlántica entre Washington y Paris en materia de
clima espacial, y todos los demás esfuerzos de los que hemos venido
haciendo seguimiento en estos tres años, acaba de ser hecho público el
fundamental "International E-Pro report", de 124 páginas, o Informe
Internacional de Protección ante el EMP, del que acabamos de dar
traslado a la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, y en
el que, por primera vez, Alemania, Reino Unido, Noruega, Suecia, Finlandia, Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica e Israel, hacen pública la revisión de sus capacidades y su resiliencia para caso de una catástrofe por EMP.
Los
amplios trabajos internacionales en esta materia son, por tanto,
innegables, mientras en España las iniciativas, que cuesta muchísimo
trabajo promover, quedan después congeladas. Verdaderamente alguien no
se está enterando del tipo de riesgo muy real que tenemos entre manos, y
lleva ya tres años sin enterarse, además, a pesar de toda la ingente
documentación y estimaciones internacionales costosamente recopiladas y
que durante todo ese tiempo se le ha estado poniendo delante de los
ojos. Esperemos no tener que lamentarlo y tener que hablar después de
"hilillos de plastilina" y otras ocurrencias bizarras ya con el problema
encima de la mesa.
Lo que nosotros podemos constatar, y así lo hemos hecho saber, es que
el nivel de prevención de España en materia de EMP natural ni
artificial no se corresponde hoy con el de otros países de nuestro
entorno que sí están actuando con mucha mayor responsabilidad; y que, en
primer lugar, habría que atender a unos planes y preparativos normales
en el norte peninsular, no porque tenga que pasar nada, sino porque hay
una probabilidad superior a uno de que pueda hacerlo y no es posible que
no tengamos una planificación y preparativos básicos y asequibles".