http://maikelnai.elcomercio.es/2012/01/16/sirve-de-algo-destripar-un-gran-animal-y-refugiarte-dentro-del-cadaver-para-sobrevivir-al-frio/
El Imperio Contraataca, planeta Hoth, Han Solo abre en canal el
cadáver de su montura, un tauntaun, para alojar dentro a un atérido Luke
y que el calor del animal le proteja del frío de la tormenta polar.
Todos recordamos la escena con mezcla de asco (imaginando entrar en
contacto con los apestosos intestinos calientes que afloraban del
vientre abierto del bicho) y de admiración por lo ingenioso del truco.
En realidad la escena cinematográfica no era novedosa, antes que Lucas
otros directores idearon situaciones similares con tuaregs, y camellos
de por medio, guareciéndose de las tormentas de arena del terrible Sáhara. (Un truco bereber que probablemente haya sido usado en realidad).
Pero al grano, el caso es que en una de mis webs favoritas (Thestraightdope.com),
uno de los lectores rememora el episodio de Starwars y pregunta si el
truco es leyenda urbana o si en efecto funciona. Ya de paso, consulta
qué clase de animal sería mejor usar en la Tierra en un caso de
emergencia similar.
Cecil Adams cuenta entonces el único caso histórico documentado de un
episodio similar, el del Padre Goiffon, un clérigo que debía viajar en
el invierno de 1860 a Saint Paul, en Minnesota, para asistir a una
reunión eclesiástica. Al parecer el pobre hombre se perdió en una
tormenta de nieve, su caballo murió agotado, y para sobrevivir, el padre
lo abrió en canal extrayendo las vísceras y refugiándose en su
interior. Aquella maniobra le salvó la vida, pero no pudo evitar que
perdiera una pierna por congelación.
Así pues, en efecto parece que el truco funciona, aunque solo sea
durante unas horas, que en determinadas circunstancias podrían resultar
críticas. Según cálculos efectuados por Cecil Adams, si imaginamos un
día de frío extremo (temperaturas de -12ºC y vientos de 20 km/h) y no
tenemos a mano para refugiarnos nada más que el cadáver de una vaca
recién muerta de unos 500 kilos, la idea de guarecernos en su interior
no sería en absoluto despreciable.
Los números indican que el cadáver del cuadrúpedo perdería calor a
una media de tres grados por hora, lo cual nos mantendría
"asquerosamente” calientes en su seno durante unas 15 horas. Tiempo más
que de sobra para que la tormenta amaine y podamos, cuando nos de por
asomar la cabeza, enfrentarnos tranquilamente a la manada de lobos que
acudirían con toda seguridad a dar buena cuenta de la vaca "rellena” de
explorador intrépido.
En fin, otro de esos datos absolútamente prescindibles e intrascendentes que sin embargo parecen encantarnos a todos. ¿O no?
Los datos los encontré en Straightdope.
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