http://perarduaadastra.eu/2010/09/que-hay-en-una-ambulancia/
Nota de RONIN: Recominedo ir a la fuente original. Tiene fotos interactivas
Espero que a ninguno de los que leéis esto os hayan tenido que llevar
en ambulancia. Y si algún día os pasa, no estaréis en condiciones de
fijaros en los detalles que comento en esta entrada: ¿qué equipamiento hay en una ambulancia? ¿Es una furgoneta con una camilla o un quirófano rodante?
Antes de nada, un poco de contexto. Grosso modo hay tres tipos de ambulancias (cuyos detalles y denominación dependen de las comunidades):
- "Ambutaxi”: una camilla, una botella de oxígeno y un botiquín
básico. Sirven simplemente para traslados de pacientes estables (típico
abuelito en silla de ruedas que tiene que ir al hospital para la sesión
de quimio), y no llevan personal sanitario. Tranquilos, no son las que
van a buscarte cuando llamas al 112.
- Soporte vital básico / SAMU: Son las que envía el centro de coordinación para la mayoría de intervenciones. Van asistidas por dos técnicos (ATA), que no pueden administrar ninguna medicación que no sea oxígeno, pero tienen algo más de equipamiento que las anteriores (desfibrilador automático, collarines…).
De hecho, al menos en Navarra, todas las ambulancias que moviliza la ANE
están igual de equipadas que una medicalizada: material para
intubación, respirador automático, monitor cardíaco, sueros, fármacos,
férulas… Tanto es así que se les denomina "medicalizables”: pueden
funcionar como UVI móvil si se monta un médico en ella. - Soporte vital avanzado / SAMU-UCI / UVI móvil: Las joyas de
la corona. Su dotación es de conductor, técnico, médico y enfermera, y
son capaces de prestar todo tipo de cuidados de emergencia. Para ello
tienen el equipamiento necesario en una unidad de cuidados intensivos:
desde un desfibrilador/marcapasos hasta una bomba de perfusión (para
inyectar medicamentos lentamente), frigorífico y termo (para insulina o
sueros calientes).
Explicado esto, veamos una de ellas por dentro. En este caso, una
SAMU de Cruz Roja que, entre llamada y llamada, tuve la oportunidad de
fotografiar (¡gracias, Moby!).
Primero abramos las puertas traseras. Poned el ratón encima para ver qué es cada cosa, y al lado de la foto tenéis su explicación.
De izquierda a derecha, están las botellas de oxígeno medicinal conectadas a la instalación de la furgoneta para alimentar las distintas tomas de pared. Los collarines
mantienen rígido el eje cabeza-tronco, algo crucial si no queremos
desnucar a un accidentado con fracturas vertebrales altas. Y las férulas, que inmovilizan una extremidad fracturada mediante un mecanismo parecido al del colchón de vacío. Un
colchón lleno de bolitas de plástico que se adapta a la forma del
enfermo, y que se queda rígido cuando lo vaciamos de aire. Es muy útil
para transportar a pacientes que no se pueden menear demasiado (no
conviene tener danzando las fracturas de un politraumatizado). Encima del colchón hay sueros de todos los tipos y sabores: salino, glucosado, Plasmalyte, Gelafundina,
etc. Y, a su lado, material de curas: vendas, gasas, Betadine,
tensiómetro… pero esto sale mejor en otra foto. Al fondo, encima de la
ventanilla que comunica con la cabina, está el panel que controla las
luces del habitáculo. A la derecha de esto hay un tablero espinal (porque, si la columna vertebral está jodida, el blando colchón de la camilla no es la mejor opción) y una camilla de cuchara, que es como un tablero pero se abre por el medio, para recoger al paciente del suelo moviéndolo lo menos posible. Como curiosidad, son de plástico para poder hacer radiografías sin necesidad de retirarlas. A su lado, unas mochilas "de ataque”,
con material de primera intervención. Y por último, una silla plegable
para evacuar al enfermo desde un edificio, porque la camilla no cabe en
el ascensor.
Un poco más de detalle: ¿qué hay en esas mochilas? Resumidamente, el
material que te puede hacer falta cuando te bajas de la ambulancia y
entras en el domicilio o el parque a atender al accidentado (aquí en versión militar):
En estas mochilas tienes herramientas para ventilar al paciente (tu prioridad, antes que hacerle cualquier otra perrería): un Ambú,
que es la marca de una bolsa autoexpandible para insuflarle aire en los
pulmones, con un reservorio (la bolsa negra fláccida en un extremo) que
permite aumentar la concentración de oxígeno, y una mascarilla para que
no fugue nada de aire cuando se lo metas a presión. Si el paciente está
realmente mal, posiblemente necesites meterle un tubo en la tráquea ayudándote con un laringoscopio
que aparte la lengua e ilumine la entrada a la laringe: con esto
asegurarás que a los pulmones va todo el aire que le das… y sólo el
aire, nada de vómito. Pero esperemos que el paciente esté consciente y
respirando por sí solo: entonces basta con que pongas una mascarilla conectada a la bala de oxígeno, y listo. De las gasas y vendas, creo que no hay nada que comentar. Y de los catéteres, parecido: tubitos de plástico que se meten en la vena y por los que pasas fluidos según convenga.
Perfecto: ahora vamos a la puerta lateral para echar un vistazo a todo aquello que se nos escapó en la foto anterior.
Arriba,
abriendo la tapa, tenemos varios ganchos para colgar los sueros. Justo a
su lado, el respirador (que veremos después con más detalle). En los
compartimentos de arriba hay todo tipo de cosas que pueden hacer falta
en una urgencia: bolsas químicas de calor o frío (para un esguince, por
ejemplo), etiquetas para clasificación de heridos en catástrofes (triage),
accesorios pediátricos (manguitos, sensores), etcétera. A la izquierda,
material de curas (lo típico: gasas, esparadrapo, apósitos) encima de
un tensiómetro y un pulsioxímetro portátiles. Debajo de esto, y tapado
por la butaca, otro Ambú como el de la mochila. Dos cacharritos con pantalla: el de la izquierda es un tensiómetro y pulsioxímetro
automáticos, que registra la presión arterial y la concentración de
oxígeno de la sangre, y el de la derecha es un desfibrilador. Luego los
vemos más de cerca. Encima de estos dos aparatos, una toma de oxígeno y otra de vacío (aspiración para secreciones, sondajes…), lo mismo que el aspirador de abajo, oculto por la camilla. Y a la derecha, una pequeña botica (el ampulario
es una placa con agujeros de goma para sujetar las ampollas de
medicación por su cuello). Debajo de esto, cajones con sondas vesicales,
nasogástricas, tubos de punción venosa (Vacutainer™), catéteres IV (Abbocath™), bisturíes, agujas y sedas para sutura, más gasas y vendas.
Por último vamos a lo que más me gusta: las cosas con pantalla y botoncitos. Primero, el respirador. Tenemos
un paciente inconsciente que no respira y al que le hemos metido un
tubo en la tráquea. Ahora podemos estar ventilándole con el Ambú,
apretando el balón para insuflarle aire doce veces por minuto, durante
la media hora de traslado hasta el hospital. O podemos conectarlo a un respirador automático que hará eso por nosotros. El de esta ambulancia es el más básico de todos, el Oxylog 1000.
Este ventilador sólo tiene un modo: ciclado por tiempo. O sea: le
decimos la frecuencia respiratoria (rueda central), cuánto volumen tiene
que meter en cada insuflación (rueda de la derecha), y qué presión
máxima puede alcanzar, no sea que reventemos los pulmones (rueda de la
izquierda). Es tan básico que ni siquiera lleva baterías (emplea la
presión del circuito de oxígeno para funcionar) y sólo nos permite
elegir tiene dos concentraciones de oxígeno (interruptor superior): 60 o
100%
Y el último, la perla que puede salvar una vida si se usa a tiempo: el desfibrilador. Este es un Heartstart XL, de lo mejorcito para emergencias. Funciona como desfibrilador semiautomático
en tres sencillos pasos: 1, giramos la rueda a la derecha y pegamos los
dos electrodos (o las palas), con el 2 analiza el ritmo y se cargan los
condensadores, y pulsando el 3 le churrusca los pelos del pecho si es
necesario. También puede funcionar como un simple monitor cardíaco, como
un desfibrilador manual (ajustando potencia y sincronización), o
incluso como marcapasos externo, por si el corazón fuese incapaz de
llevar su propio ritmo. Lo malo es que esta opción es pelín dolorosa, porque está chispando al paciente cada segundo: por eso hay que sedarlo un poco antes de hacerlo.
Con la tontería, y viendo todo por encima, he soltado una buena
chapa, así que este es el momento en el que me callo y vosotros
preguntáis lo que haya explicado mal y no esté claro. Y espero que os
hayáis quedado más tranquilos sabiendo que estaréis bien atendidos si
alguna vez necesitáis una ambulancia. |