Alemania y Francia son a un tiempo los "abogados” de
Grecia en el proceso para evitar la bancarrota del país, con planes de
salvamento de su inmensa deuda mientras cierran a la carrera acuerdos de
importes desorbitados para proveer al país heleno de armas en plena
crisis. La compra de dos submarinos alemanes por 1.300 millones de euros;
de seis fragatas francesas FREMM; de cazas Rafale y de helicópteros
(por unos 3.000 millones) hace que Merkel y Sarkozy barajen cifras de
ventas superiores a los 4.300 millones de euros. Eso según los programas
FMS de ventas gobierno a gobierno, al parecer la "condición no escrita” para la concesión del plan de rescate de 110.000 millones de euros, afirman varias fuentes griegas.
La paradoja es que mientras los griegos sufrían por la concesión de los
planes de ayuda internacional para superar su colapso financiero, su
Gobierno ratificaba costosos pedidos armamentistas a Alemania, Francia y Estados Unidos, a pesar de los recortes en gasto social, pensiones, asistencia sanitaria y de perímetro del sector público.
Así ocurría con el plan de urgencia de octubre de 2011 a cargo de
Bruselas y el FMI que coincidió en el tiempo con el contrato de
adquisición de material norteamericano. 400 tanques M1 Abrams, así como
20 vehículos anfibios AA7VA1. En total, 1.280 millones de euros
comprometidos con el Gobierno de Obama.
En los últimos diez años, Alemania vendió a Grecia por valor de 6.500 millones de euros
(3.500 millones corresponden a 350 carros de combate MBT Leopard 2 y
otros 3.000 millones a seis submarinos del tipo U214). Francia, por su
parte, ha vendido en diez años 4.160 millones de euros a Grecia (660
millones corresponden a 17 helicópteros NH90 y 3.500 millones a 46
aviones de combate Mirage 2000).
En la última década, los griegos han abonado 6.500 millones
por armas a Berlín y 4.160 millones a París. Las dos potencias europeas
consiguieron 10.660 millones de euros de las arcas griegas en los
últimos diez años.
El caso de los submarinos alemanes es todavía más extraño. Atenas
llevaba años rediscutiendo su contrato de suministro de submarinos U214,
producidos por el consorcio ThyssenKrupp, aduciendo fallos de
fabricación en una de las naves. Ese submarino, a propulsión
convencional diésel-eléctrica, fue reparado y se arbitró la solución de
revenderlo a un tercer país, según confirmó el titular de Defensa
griego. En paralelo, el Gobierno heleno aceptó recibir otros tres
submarinos similares construidos por la misma empresa en unos
deficitarios astilleros en Grecia, y adquirir otros dos más adelante.
TyssenKrupp fue autorizada a negociar la venta del astillero a un
constructor naval de Abu Dabi para asegurar 1.400 puestos de trabajo.
Pero a esa ansia compradora hay que añadir 3.920 millones
satisfechos en la década a Estados Unidos por 60 aviones de combate F16
C/D (3.000 millones); doce helicópteros Apache (620 millones de euros) y
un surtido de misiles SeaSparrow y AMRAMM por valor de otros 300
millones de euros.
Sin control
Otros proveedores menos relevantes como Italia, Rusia o Brasil
consiguieron 2.020 millones de las arcas de Atenas en el período
2001-2011. En total, más de 16.000 millones de euros.
El resumen es que los gastos militares helenos son casi el doble de
los de los demás países de la Eurozona si se dividen entre el número de
contribuyentes. Grecia es la nación europea que más gasta en defensa en
relación a su Producto Interior Bruto (PIB) y figura en el top ten de
los diez grandes compradores de armas del mundo, según fuentes del SIPRI
(Stockholm International Peace International Research Institute).
Grecia es el cuarto comprador mundial de armas.
Eso ha sido así en la última década como consecuencia de las
rivalidades y disputas con su vecino Turquía con el que mantienen el
contencioso militar de Chipre desde que, en 1974, los
turcos invadieron la isla como respuesta al golpe de Estado griego por
el que se anexionaban el territorio chipriota que se encuentra a 800 kilómetros de las costas helénicas.
El conflicto armado se contuvo con la división de la isla, pero el
temor a la invasión turca situó a Grecia en una carrera armamentista en
la que destacaron los Gobiernos de Andreas Papandreu –el padre del
defenestrado Yorgos Papandreu–. Atenas acostumbra a doblar la media de
gasto en armas de la OTAN, que es el 2,2% del PIB. La entrada de Chipre
en la Unión Europea (2004) no ha mejorado las cosas.
Con once millones de habitantes, Grecia cuenta con unas fuerzas armadas
de unos 170.000 hombres y con un presupuesto de Defensa de unos 6.000
millones de euros (aproximadamente el 80% del español). Eso significa
que los gastos militares representan una proporción del PIB del 4,9%
(seis veces más que la de España, que invierte un 1,1%). Por poner un
ejemplo, los gastos griegos en educación suponen sólo un 4% del PIB.
Imponer cierta austeridad en el gasto militar en plena época de
recortes sociales estuvo en el telón de fondo del relevo completo de la
cúpula militar griega y el relevo de los jefes militares del Ejército,
Estado Mayor, Armada y Fuerza Aérea griegos. El plan de modernización de
las fuerzas armadas griegas para 2011-2015 contemplaba adquisiciones
por valor de 15.400 millones de euros. El recorte tiene que concertarse
con los planes de ejecución de los pedidos en marcha.