Quizá la mayoría no lo sepa, pero la Península ibérica está considerada por los expertos como una zona de alto riesgo de tsunamis. Nuestras ciudades, en efecto, ya han sufrido en numerosas ocasiones el impacto destructivo de estas grandes olas, especialmente en el golfo de Cádiz y en las costas mediterráneas. Olas que, además, han provocado ya miles de muertes en nuestro país. A pesar de ello, no existe en España protocolo alguno de emergencia o de alerta contra tsunamis, ni planes que puedan mitigar sus efectos o preparar de alguna forma a la población en las zonas de mayor riesgo.
El pasado jueves se clausuró en el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, en Santander, la reunión internacional de la Unesco sobre tsunamis, a la que asistieron 80 representantes de más de 40 países. Geólogos, físicos, sismólogos, especialistas en comunicaciones y gestores de protección civil sentaron las bases para la creación de sistemas de alerta, similares a los que ya existen en el Pacífico, también en el océano Índico, Atlántico noreste y Mediterráneo y el mar del Caribe. Es la primera vez que esta reunión anual de expertos de la Unesco se celebra en nuestro país.
Durante la misma, se presentó un amplio informe del Instituto de Hidráulica de la Universidad de Cantabria en el que, entre otras cosas, se asegura que si el terremoto de Cádiz de 1755 (que fue de intensidad 9 y provocó un tsunami que mató a 15.000 personas) se produjera en la actualidad, la cifra de muertos sería similar a la del tristemente famoso tsunami de Indonesia en 2004. Como se recordará, aquel tsunami costó la vida a casi 300.000 personas y dejó a otro millón y medio sin hogar. Mauricio González, investigador de la Universidad de Cantabria y coordinador de uno de los grupos de trabajo, subraya el «alto riesgo que corre España en caso de que se produjese un evento de estas características, al no contar con un sistema de alerta ni ningún protocolo de actuación en marcha».
Señal de advertencia
Fue necesario que se produjera la catástrofe de 2004 en el Índico para que el mundo se diera cuenta, de repente, de que no estaba preparado para afrontar esta clase de desastres. De hecho, solo el océano Pacífico disponía entonces de un sistema de alerta de tsunamis. A partir de ese momento, la Unesco se puso en marcha y estableció una serie de grupos intergubernamentales de trabajo para crear sistemas análogos en otros mares del mundo, entre ellos el Mediterráneo.
Las costas españolas han sufrido ya el impacto de grandes tsunamis en numerosas ocasiones. Históricamente, las zonas más afectadas son la cuenca atlántica suroccidental (especialmente el golfo de Cádiz), y la costa mediterránea. Varias investigaciones al respecto han aparecido ya en diversas publicaciones científicas especializadas, como «Natural Hazard» o «Earth System Sciences».
Como los científicos saben muy bien, los tsunamis están íntimamente relacionados con los movimientos sísmicos. Y aunque no todos los terremotos generan grandes olas, algunos de ellos, cuando se cumplen determinadas condiciones, sí que pueden hacerlo. Las zonas sísmicas «tsunamigénicas» (donde se generan tsunamis) que pueden afectarnos están justo en la frontera entre las placas tectónicas africana y euroasiática. Es en esa estrecha franja (que aparece en rojo en el gráfico) donde se concentran todos los terremotos que han provocado tsunamis en España.
El Mediterráneo
En cuanto al Mediterráneo occidental (Málaga, Granada, Almería, Murcia y Baleares), las principales fuentes de generación de tsunamis se encuentran en el norte de Argelia y, más lejos, en el mar Egeo. Si ocurriera un tsunami frente a Argelia, en menos de 30 minutos gran parte de la Costa del Sol se vería afectada por las olas. Y aunque los tsunamis mediterráneos no son tan desastrosos como los generados en la cuenca Atlántica, sí que son perfectamente capaces de inundar zonas bajas del litoral. Estudios recientes muestran que Almería, Murcia y numerosas localidades de Baleares, se inundarían con un tsunami de apenas 3 metros.
La mayor parte de los países expuestos a tsunamis en la cuenca mediterránea ya están tomando medidas de prevención y empiezan a establecer sistemas de alerta local. Francia, por ejemplo, ha aprobado recientemente un presupuesto de 12,6 millones de euros para establecer su propio sistema de alerta. No así España, donde ninguna institución tiene como mandato la competencia de la vigilancia del peligro de tsunamis.