La expedición
ruso-estadounidense que realiza investigaciones en el sector oriental
del Ártico han hallado nuevos y extensos campos de liberación de metano
en los mares que limitan con Siberia, el de Láptev y el de Bering.
El profesor Igor Semilétov, jefe de la
expedición organizada por el Laboratorio de investigaciones árticas del
Instituto de Oceanología del Pacífico de la Academia de Ciencias de
Rusia, explicó que las emanaciones de metano en forma de "antorchas de
gas" atraviesan el agua marina y llegan de esa manera a la atmósfera.
Los científicos suponen que se trata
de gas de origen natural, pero para validar esta hipótesis antes habrá
que determinar el volumen exacto de las emanaciones. Semilétov precisa
que es posible que el metano llegue al mar desde las profundidades de
la corteza terrestre, lo que podría ser un indicio del aumento de
actividad sísmica en esta zona.
Científicos del Extremo Oriente rusos
y sus colegas estadounidenses llevan varios años investigando las
emanaciones de metano en el Ártico. Anteriores estudios permitieron
suponer que este gas de efecto invernadero se libera al quebrarse zonas subacuáticas de 'permafrost' debido al cambio climático. Esto, a su vez, intensificaría los procesos de calentamiento y provocaría nuevas emisiones del metano.
Dichos estudios también mostraron que
extensas emisiones de metano en el Ártico podrían llevar asociadas
consecuencias catastróficas para el clima en toda la Tierra.
Según las recientes observaciones de
los científicos rusos, los síntomas del calentamiento global se
manifiestan por todo el Ártico. De hecho, aumentó bruscamente la
cantidad de tormentas marinas, mientras que la temperatura del agua es
inusualmente alta para esta temporada (tres grados centígrados).
Semilétov explica que eso significa que el proceso de formación del
hielo se ralentizará y la superficie del hielo perenne en el Ártico se volverá a reducir.
En la expedición, que zarpó del puerto ruso de Vladivostok
a inicios de septiembre, participan 28 científicos de Rusia y de EE.
UU. Para llevar a cabo las investigaciones han instalado a bordo del
navío 'Akadémik Lavriéntiev' un complejo geofísico que permite
determinar la cantidad del metano emitido en la atmósfera.