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Poco a poco crece el número de manchas solares y las tormentas que golpean la Tierra.
POR RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ | Publicado el 15 de octubre de 2012
Aunque lo vemos como una mansa paloma, el Sol viene recordándonos que
está muy activo y podría depararnos una sorpresa. ¿Qué tan fuerte?
Sería peor, por ejemplo, que muchos Katrinas.
Científicos
del clima espacial predicen que el pico del ciclo solar 24 vendría en
2013, cuando la Tierra podría estar sometida a un intenso bombardeo de
partículas que alterarían en mayor o menor grado la actividad diaria de
los humanos.
No es mentira. El sábado a las 21:30, hora
colombiana, desde una activa mancha solar, que apenas comienza a darle
la cara a la Tierra, se produjo una poderosa eyección de masa coronaria
que producirá hoy y mañana tormentas geomagnéticas sobre las regiones
polares, de acuerdo con expertos del clima espacial de la NOAA (agencia
del clima de Estados Unidos).
Esa región produjo 12 llamaradas en
tan solo dos días, según el Solar Dynamics Observatory. Toda la semana
pasada hubo, además, constantes tormentas geomagnéticas en respuesta a
la creciente actividad solar.
El Sol está vivo adentrándose en la
fase más activa del ciclo de 11 años, el número 24. Qué tan fuerte será
y qué consecuencias tendrá son las preguntas que se hacen hoy los
científicos.
"Las llamaradas solares pueden ser peligrosas cuando
interrumpen radiocomunicaciones, en especial de aviones sobre el
Ártico, pero sus efectos no duran mucho”, precisó William Pesnell , astrofísico del Centro Goddard de la Nasa.
Pero
las eyecciones coronarias de masa que provocan tormentas magnéticas que
duran horas o días pueden afectar las redes de conducción eléctrica y
los satélites, agregó. O sea: al corazón de la actividad humana.
Más activo Tras varias semanas de tensa calma, la estrella parece desperezarse luego de un julio y un agosto movidos.
El
23 de julio una eyección coronaria de masa (CME) lanzó partículas cuyo
número aumentó 100.000 veces durante una hora, siendo una de las
eyecciones más veloces jamás registradas a más de 3.500 kilómetros por
segundo.
Solo el 12 de ese mes se había producido la más
impresionante exhibición de auroras de los últimos años debido a la
explosión desde la mancha 1520: por 36 horas las tormentas magnéticas
rodearon los polos terrestres, produciendo luces del norte en sitios tan
al sur como California.
La explosión produjo una llamarada solar
del tipo X, la más potente, dirigiendo hacia el planeta unos 1.000
millones de toneladas de plasma electrificado.
Y el 20 de agosto una seguidilla de eyecciones de masa llevaron a la Nasa a decir que el Sol había tenido su momento Eureka.
Qué esperar Jorge Iván Zuluaga Callejas
, astrofísico director del pregrado de Astronomía de la Universidad de
Antioquia, cree que aunque todo parece indicar que la intensidad de la
actividad solar será una de las menores de las últimas décadas, el campo
magnético de la Tierra se ha debilitado y los efectos del Sol podrían
ser un poco más severos.
Su observación concuerda con una reciente actualización de la Predicción del Ciclo Solar del Centro Espacial Marshall.
Alberto Quijano Vodniza , director del Observatorio de la U. de Nariño, recordó que el campo magnético de la Tierra es el escudo protector.
El
ciclo solar 24 avanza en su tercer año previéndose el máximo para la
segunda mitad de 2013. Durante un ciclo aumenta el número de tormentas
solares.
No es solo lo acontecido en julio y agosto. El 22 de
marzo, una enorme tormenta solar produjo vistosas auroras alrededor de
los polos, bombardeando la Tierra con una energía suficiente para
brindarle electricidad a todas las viviendas de Nueva York durante dos
años.
"Fue la mayor dosis de calor que hemos recibido de una tormenta solar desde 2005”, dijo Martin Mlynczack , del Centro Langley de la Nasa.
La de 1989 El
mundo aún recuerda lo sucedido en 1989 y tiene información de lo que
aconteció durante el gran evento Carrington en septiembre de 1859 (ver
Antecedentes), algo que no se ha vuelto a vivir.
Hace 23 años,
el 10 de marzo de 1989, científicos observaron una masiva explosión en
la superficie del Sol y dos días después, al tocar Tierra, el sistema
eléctrico de Quebec (Canadá) colapsó y la zona estuvo a oscuras por más
de 12 horas. Las afectaciones eléctricas llegaron a sitios tan al sur
como Ohio, pero fueron menores las consecuencias.
El fenómeno se repitió en 2003, pero esta vez el afectado fue Suecia, en la llamada tormenta de Halloween.
Aunque
la incidencia sobre los sistemas de interconexión eléctrica es más
sentida hacia las latitudes altas, otras regiones del planeta no están
exentas. A comienzos de agosto, R. A. Marshall y colegas presentaron una afectación solar en Nueva Zelanda, situada entre los 35 y 46 grados sur.
¿Podría ocurrir de nuevo tan poderosa explosión solar? "Una tormenta similar nos noquearía”, dijo Lika Guhathakurta
, física solar en la Nasa. "La sociedad moderna depende de sistemas de
alta tecnología como redes eléctricas inteligentes, GPS y comunicaciones
satelitales, todos ellos vulnerables”.
Reuniones Tal
es la preocupación, que desde hace seis años se realiza el Space Weather
Enterprise Forum que busca crear conciencia sobre el clima espacial y
sus efectos en la sociedad. Asisten congresistas de Estados Unidos,
empresas de electricidad, funcionarios de Naciones Unidas, la Nasa y
otras agencias.
La preocupación es creciente. Un completo estudio
de la Academia de Ciencias de Estados Unidos reveló que una fuerte
tormenta solar del siglo tendría el impacto económico de 20 Katrinas,
solo en territorio americano.
Diferentes instituciones en el
mundo, como la Nasa y el Centro de Investigaciones del Clima Espacial de
la Universidad de Bradford en el Reino Unido, hacen un monitoreo
permanente de la actividad solar. "Podemos rastrear el progreso de las
tormentas solares en 3-D”, explicó en un comunicado de prensa Michael Hesse , del Laboratorio del Clima Espacial del Centro Goddard de la Nasa.
En
horas, tras una gran erupción, los computadores dirían hacia dónde va
la tormenta y predecirían cuándo ocurriría el impacto, lo que ayudaría a
reducir el daño.
Pese a todo no sería posible evitar las afectaciones. |