Habitualmente muchas contrataciones de la campaña navideña se
adelantan a los últimos días de noviembre. Pero a tenor de los malos
datos sobre afiliación a la Seguridad Social y paro registrado conocidos
ayer, esta campaña se está retrasando este año. A esto hay que sumar
que los datos del mercado laboral facilitados ayer por el Ministerio de
Empleo incluyen uno de los recortes presupuestarios acordados en julio
pasado por el Gobierno. Se trata de la decisión consistente en que desde
el 1 de noviembre el Estado ha dejado de cotizar a la Seguridad Social
por los cuidadores familiares de personas dependientes.
Tras anunciar esta decisión en julio, se dio la posibilidad a estos
cuidadores -que entonces eran 180.021- de que aportaran ellos mismos de
su bolsillo la cotización a la Seguridad Social -con una cuota media de
164 euros al mes-. Pero solo unos 35.000 han optado seguir cotizando
ellos mismos y por lo tanto, seguir dados de alta en la Seguridad
Social.
Esto ha provocado que entre noviembre y diciembre, salgan del
registro de afiliados unos 145.000 cuidadores informales, lo que
condiciona los datos de afiliación al sistema en estos dos meses. En
concreto, solo en noviembre, los responsables de la Seguridad Social han
depurado de sus registro a 85.233 de estos cuidadores de media que, al
dejar de cotizar, pasan a engrosar las listas de destrucción de empleo
de este organismo y parte de ellos también se han apuntado como
desempleados lo que aumentando también las listas del paro.
De esta forma, en noviembre la Seguridad Social perdió un total de
205.678 cotizantes (incluyendo los 85.233 cuidadores citados), lo que
situó el ritmo de caída del empleo en el 4,16% interanual, tras destruir
717.482 empleos en los últimos doce meses, lo que retorna al mercado
laboral a los niveles de ajuste de la ocupación de 2009, en los peores
momentos de la crisis.
Y esto ocurre igualmente si no se tiene en cuenta la salida del
registro de los cuidadores informales de personas dependientes. En ese
caso, la Seguridad Social habría perdido 120.445 cotizantes, lo que
supone también la peor cifra mensual desde 2009.
Es especialmente alarmante el ritmo de destrucción de empleo que
alcanza el régimen general formado por los asalariados, que ha perdido
755.521 cotizantes, lo que sitúa su ritmo de destrucción de empleo
rozando el 6% en términos interanuales (5,4% si se descuenta la salida
de los cuidadores). Esto, en cualquier caso, es un volumen de pérdida de
afiliados en este mes desconocida, que supera incluso el del peor
momento de la crisis hace tres años, cuando este ajuste era del 5,35%.
Bien es cierto que estas cifras incluyen la salida de los cuidadores
familiares, pero estos deben contabilizarse a efectos prácticos ya que
suponen una merma de ingresos para las arcas del sistema de protección
social.
El sector que destruyó más empleo en noviembre, sin contar el de los cuidadores informales, fue el de
la hostelería (81.886 cotizantes menos).
Todo esto se ha trasladado también a los datos de paro registrado,
que ha aumentado en 74.296 personas en noviembre, hasta sumar un total
de 4.907.817 desempleados. Esta cifra incluye también la parte de
cuidadores familiares que, además de salir del registro de la Seguridad
Social, se han inscrito en las oficinas del Servicio Público de Empleo.
Si no se contabilizaran dichas personas, el aumento del paro habría sido
de 36.313 desempleados el mes pasado.
Así, descontando este efecto de los cuidadores, el aumento del paro
en términos interanuales se situaría en poco más del 10%. Esto llevó
ayer a la secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo a ver este
dato con cierta esperanza de mejora. Y destacó que "se está ralentizando
el ritmo de crecimiento del desempleo".
Dentro de estos visos de mejora, Hidalgo destacó también la caída del
desempleo en la construcción (1.147 parados menos en noviembre); y el
aumento de casi el 20% de los contratos indefinidos respecto al mismo
mes de 2011. Si bien estos últimos fueron impulsados por los contratos
fijos a tiempo parcial que crecieron un 57% en los últimos doce meses,
mientras que los de jornada completa aumentaron un 4% y los temporales
cayeron un 7%.