Nota de ronin: aqui teneis un buen articulo publicado hace unas semanas (antes de la alerta de El Hierro).
http://www.tendencias21.net/Catastroficos-tsunamis-podrian-derivarse-del-derrumbe-de-un-volcan-de-La-Palma_a397.html
Olas de cientos de metros amenazarían a Canarias, la costa este de América y las occidentales de África y EuropaUno de los flancos del volcán Cumbre Vieja, de la isla canaria de La
Palma, ha comenzado a desplazarse hacia el océano, y su caída –cuya
fecha está por definir- provocaría un desastre equiparable al impacto
de un meteorito contra la superficie terrestre, según un modelo
informático elaborado por científicos europeos y americanos por encargo
de importantes aseguradoras. Potenciar los instrumentos de medición
existentes en la isla podría anticipar en dos semanas una nueva
erupción y minimizar los riesgos sobre las personas. Por Yaiza
Martínez.
Cumbre Vieja se alza dos kilómetros por encima de la superficie
terrestre, si bien es un volcán de seis kilómetros de altura desde el
fondo oceánico. Es el más activo de Canarias y uno de los más activos
del planeta. En los últimos cinco siglos ha entrado en erupción siete
veces, la última de las cuales, acaecida en 1949, formó una falla a lo
largo de la cresta del volcán que desplazó su flanco oeste hacia abajo,
hacia el mar.
Según los datos radiométricos tomados
por el Climate and Environmental Science Institute de Gif-sur-Yvette,
de París, esta falla es la primera que sufre el volcán en los últimos
25.000 años.
Por otro lado, las fallas suelen
crecer por debajo de la superficie, y sólo alcanzan ésta en caso de que
tengan gran tamaño. Esto hace pensar que la fisura que amenaza uno de
los flancos de Cumbre Vieja pudiera ser muy profunda.
Se sabe que, al principio, Cumbre
Vieja pertenecía a un tipo de volcán que carece de cráteres profundos
en su cima, aunque sí tiene varias series de pequeños respiraderos o de
válvulas volcánicas en diversos puntos del volcán.
La geometría de Cumbre Vieja tenía
este patrón hace entre 15.000 y 8.000 años. En este periodo de tiempo,
se extinguieron las zonas de respiraderos situadas al noroeste y al
noreste, pero, después, la zona sur se propagó hacia el norte a través
de la cumbre, dividiendo en dos el volcán.
Más recientemente, nuevos sistemas de
fisuras se desarrollaron en el flanco oeste del volcán, lo que sugiere
que Cumbre Vieja se está dividiendo y que el lado oeste se mueve hacia
el mar, abombándose y amenazando con fracturarse.
De llegar a hacerlo del todo, caería
al mar una gigantesca masa de un volumen de al menos 200 kilómetros
cúbicos, aunque podría llegar a ser de más de 500 kilómetros cúbicos.
Tal como explica al respecto el Benfield Hazard Research Centre de Londres, los efectos podrían ser catastróficos.
100 millones de personas afectadas
El modelo informático diseñado por este centro y por la universidad de
California, indica que las olas que se derivarían del impacto de
semejante trozo de tierra contra la superficie del mar retendría una
significativa proporción de la energía derivada de dicho impacto,
propagándola más allá de las Islas Canarias hacia los Estados Unidos,
Europa y Brasil, afectando a un total de 100 millones de personas.
Los tsunamis
que recorren el mar a gran velocidad (tan deprisa como un avión de
pasajeros), como pudiera ser el caso de las olas de La Palma, para
luego frenar y reunirse unos con otros, aumentan su peso según van
llegando a aguas menos profundas.
El modelo informático predice que,
entre 6 y 9 horas después de ocurrir el derrumbamiento en Cumbre Vieja,
las olas, de un tamaño de alrededor de 50 metros, estarían golpeando
toda la costa oeste del Atlántico.
Horas antes de su llegada a América,
las costas de Canarias, del oeste africano y de Europa habrán sido
barridas por olas refractadas desde la isla de La Palma, olas que
podrán alcanzar los centenares de metros de altura.
Este fenómeno podría entrar a formar
parte de un grupo raro pero amplio de sucesos geofísicos, al que
pertenecen también las erupciones volcánicas gigantes y los impactos
terrestres de meteoritos o asteroides.
La tasa de mortalidad como
consecuencia de estas tres situaciones es teóricamente similar a la de
estos episodios, y supera a todas las tasas cotidianas consideradas
significativas, como los provocadas por catástrofes naturales o las
plagas.
No para mañana
Los científicos creen que el eventual colapso provocado por los
fenómenos de la isla de Palma no será inminente. Los teóricos señalan
que el volcán no se partirá necesariamente en una próxima erupción.
De hecho, la última erupción ocurrida
en Canarias, producida por el volcán Teneguía (también en la isla de La
Palma) en 1971, tuvo poca relevancia, seguramente debido a que el magma
no se alzó tan alto dentro del volcán como sería necesario para
partirlo. Las anteriores erupciones del volcán Cumbre Vieja ocurrieron
en 1677-78, 1712, 1730-1736, 1824 y 1949.
La repetición de las erupciones se
produce en intervalos de décadas, pero aún así, los especialistas
vaticinan que la rotura podría darse incluso dentro de 5.000 años,
aunque advierten que podría ser mucho antes.
Según el geólogo Lars Serana, de la Agencia Federal alemana de Ciencias Geológicas y Materias Primas, en declaraciones
a DW-WORLD, desde 1493 se mantienen en erupción 7 de los 120 volcanes
de la cadena del fuego de 14 kilómetros de longitud que caracteriza a
La Palma.
De hecho, en agosto de 2004, el director del Benfield Hazard Research Centre de Londres, Bill McGuire, declaraba a The Guardian,
que una enorme roca, del tamaño aproximado de la isla de Man (53 por 31
kilómetros), está a punto de desprenderse de la isla volcánica de La
Palma.
Añadía que, aunque estas catástrofes
naturales se producen aproximadamente cada 10.000 años, la isla de La
Palma podría hundirse mucho antes porque ya se sabe que se está
moviendo.
Además, según McGuire, es muy probable
que una nueva erupción del volcán haga que colapse el flanco occidental
de la isla en su totalidad. Si esto ocurre, todo el proceso podría
durar 90 segundos.
Mejor prevenir
Aunque la vigilancia volcánica en Cumbre Vieja se ha intensificado en
los últimos cinco años, el Benfield Hazard Research Centre considera
que es preciso incrementar los instrumentos de medición para prevenir
con mayor rapidez una nueva erupción, por el potencial riesgo que
entraña de desencadenar una catástrofe natural de dimensiones casi
planetarias.
Muy pocas cosas podrían hacerse para
proteger a La Palma en ese supuesto. Las barreras que se podrían
colocar no serían capaces de aguantar la presión que se produciría con
ese oleaje y una posible división de la isla en dos partes antes de su
colapso sería, además de muy peligrosa, una pérdida de tiempo que
entrañaría muchos problemas.
Por otra parte, ordenar una serie de
evacuaciones masivas de la población podría suponer un impacto
financiero que, a su vez, podría originar un resentimiento social si,
finalmente, resultara ser una falsa alarma.
Sin embargo, el Benfield Hazard
Research Centre advierte que hay sistemas de detección que podrían
anticipar en dos semanas la inminencia de una erupción. Y aunque puede
que esa nueva erupción no desencadene la temida catástrofe, el riesgo
es tan elevado que la ciencia aconseja medidas preventivas en las que
deben colaborar instituciones de ambos lados del atlántico.
Antecedentes
No es la primera vez que el Benfield Hazard Research Centre advierte de
los riesgos de una catástrofe de esta naturaleza originada por el
hundimiento total o parcial de la isla de La Palma.
En septiembre de 2001, Steven N. Ward,
del Institute of Geophysics and Planetary Physics, de la Universidad de
California, y Simon Day, del Benfield Greig Hazard Research Centre,
publicaron un artículo en Geophysical Research Letters que ha sido la referencia documental de esta hipótesis científica.
El Benfield Hazard Research Centre de Londres (adscrito al grupo de
seguros y reaseguros Benfield Group, al cual pertenece la famosa
Lloyd's) agrupa a unos cincuenta geólogos, meteorólogos y especialistas
en gestión de desastres naturales.
Adscrito a la Universidades de
Londres, Oxford y Cambridge, su cometido es anticipar posibles
catástrofes naturales con la finalidad de reducir riesgos y daños, lo
que finalmente rebaja las indemnizaciones a pagar por las aseguradoras.
Según el modelo informático utilizado
para el estudio publicado en 2001, el derrumbamiento se iniciaría tras
una supuesta erupción, después de días de deformaciones y terremotos.
Un segundo modelo
se aplicó más tarde al escenario de evolución del eventual hundimiento
de una parte de la isla de La Palma, describiendo con mayor precisión
las consecuencias de este colapso: olas de 900 metros que alcanzan en
sus desplazamientos los 800 kilómetros por hora.
A los resultados de este modelo se
refería Bill McGuire en The Guardian. Sin embargo, la evaluación del
Benfield Hazard Research Centre ha sido objeto de polémica desde sus
inicios.
El mismo diario británico la considera una especulación catastrofista al mejor estilo de las películas de Hollywood. La Sociedad Tsunami
ha minimizado asimismo, en enero de 2003, el escenario catastrofista,
considerando mínimamente posible que, en caso de una nueva erupción,
parte del volcán Cumbre Vieja caiga al océano.
En septiembre de 2006, la prestigiosa Dutch Technical University de Delft (Holanda) publicó un documentado informe
en el que critica los estudios científicos que alertan del peligro, así
como las informaciones y documentales que hablan del tsunami de La
Palma sin, en su opinión, suficiente base científica. La polémica científica está servida.
Algunos geólogos de las Islas Canarias, como Juan Carlos Carracedo, también han expresado su malestar por estas informaciones que, a su entender, distorsionan la realidad. Otros, en cambio, expresan su inquietud.
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