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Expertos japoneses explican en Barcelona cómo se enfrentan a los desastres naturales que asuelan su país
¿Cómo se vive en un lugar donde la tierra tiembla un día sí y otro
también? Han intentado explicarlo los arquitectos Norio Maki, Masahiro
Sawada e Ikuo Kobayashi, tres de los mayores expertos japoneses en
reconstrucción tras una calamidad natural. Los tres han intervenido en
el Master of International Cooperation Sustainable Emergency
Architecture, un curso patrocinado por la UE que imparten la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura y la Universidad Internacional de
Cataluña. "Se trata de tres arquitectos con una amplia experiencia en
desastres naturales, que participan en la reconstrucción de las áreas
destruidas por el tsunami del marzo pasado", explicó Giovanna Carnevali,
directora del máster, que ha contado con la colaboración de Moriko
Kira, arquitecta japonesa afincada en Holanda, que investiga nuevas
técnicas para la prevención de catástrofes.
En la conferencia titulada Reconstruyendo Japón, los tres
arquitectos trataron de situaciones y momentos diversos en la historia
sísmica del país. Al más veterano de los tres, Ikuo Kobayashi, docente
de planificación urbana en la Universidad de Kobe, le tocó vivir el
terremoto que arrasó esta ciudad en 1995, hasta la fecha considerado el
peor de la historia de Japón. "Han pasado 17 años y la reconstrucción
aún no ha acabado", indicó. Kobayashi aseguró que las primeras 10 horas
después de una catástrofe son decisivas. "En Kobe la mayor destrucción
fue causada por el fuego, así como en marzo fue el agua. Estamos
preparados para enfrentarnos a seísmos de gran fuerza, pero los efectos
colaterales que generan pueden ser imprevisibles y peores que el
terremoto en sí", aseguró el arquitecto, enseñando unas imágenes de los
nuevos barrios de Kobe, salpicados de arroyos urbanos. "La
presencia del agua es importante para luchar contra los incendios tanto a
nivel práctico como psicológico", insistió Kobayashi, que también
desmitificó la creencia común según la cual los edificios bajos son más
seguros que los rascacielos. "También puede ser todo lo contrario,
depende de cómo han sido construidos". Masahiro Sawada, docente
del Institute of Design de Nagaoka, ilustró una de las situaciones
habituales que se verifican en las zonas rurales de Japón tras un
desastre natural: la dicotomía entre los que apuestan por la
reconstrucción y los que quieren irse. Sawada utilizó como ejemplo los
pueblos de Yamakoshi y Ojiya, que sufrieron un fuerte temblor en 2004.
El profesor ha diseñado un prototipo de casa sostenible y barata (12
millones de yenes japoneses, algo más de 100.000 euros), pensada para
integrarse perfectamente en el paisaje de las zonas de montaña. "A
la espera de la reconstrucción, los habitantes son alojados en
viviendas provisionales de larga duración, que tienen las comodidades de
una casa normal pero carecen de cimientos. Estos núcleos permiten
mantener unida la comunidad", añadió Norio Maki, del Centro de
Investigación en Sistemas para la Disminución de Desastres Naturales de
la Universidad de Kioto. Maki recorrió los eventos de la primera hora
después del tsunami identificando los fallos que llevaron a muchas
muertes. "La alarma fue muy rápida, llegó en cuatro minutos. Sin
embargo, hubo casos en los que fuimos víctimas de nuestra propia
seguridad. No se esperaba una ola de tal magnitud y se pensó que los
muros de contención aguantarían, así que hubo lugares, incluso una
escuela, que se hubieran podido evacuar y no se hizo".
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