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Ciertos terremotos, incluyendo los desencadenados en Haití y Taiwán en
2010, pueden ser propiciados por ciclones tropicales (huracanes y
tifones). Ésta es la asombrosa conclusión a la que se ha llegado en un
nuevo estudio.
El mecanismo por el que se ejerce esta influencia
es, a grandes rasgos, la erosión y los miles de deslizamientos de
tierras causados por las intensas lluvias de esos ciclones. Esa
redistribución puede retirar de la superficie una gran masa de tierra en
zonas críticas, con un consiguiente aligeramiento de la presión
ejercida sobre el subsuelo, lo que puede dejar más sueltas a las fallas,
facilitando el movimiento que se traduce en un temblor de tierra.
Las
fallas son fracturas en la capa rocosa de la Tierra producidas por el
movimiento de las placas tectónicas. Al empujarse mutuamente, crece la
tensión estructural, y al sobrepasar cierto umbral de resistencia, se
libera, en forma de terremoto, esa tensión estructural. El ciclo suele
repetirse de manera periódica.
Shimon Wdowinski, especialista en
geofísica y geología del mar en la Escuela Rosenstiel de Ciencia Marina y
Atmosférica (RSMAS, por sus siglas en inglés), de la Universidad de
Miami, y un colega de la Universidad Internacional de Florida,
analizaron los datos de terremotos de magnitud 6 y superiores acaecidos
en Taiwán y Haití, y encontraron una fuerte correlación en el tiempo
entre los dos tipos de desastres naturales: Los grandes terremotos
acontecieron dentro del lapso de los cuatro años posteriores a una
temporada de ciclones tropicales con mucha lluvia.
En las últimas
décadas, tres ciclones tropicales acompañados de abundantes
precipitaciones (los tifones Morakot, Herb y Flossie) estuvieron
seguidos de grandes terremotos en las regiones montañosas de Taiwán en
los cuatro años siguientes al paso de tales tifones. El tifón Morakot,
del 2009, fue seguido por un terremoto de magnitud 6,2 en el mismo año, y
otro de magnitud 6,4 en el 2010. El Tifón Herb, desencadenado en 1996,
fue seguido por un terremoto de magnitud 6,2 en 1998 y otro de magnitud
7,6 en 1999. El Tifón Flossie de 1969 fue seguido por un terremoto de
magnitud 6,2 en 1972.
Una carretera en Haití. (Foto: Estelle Chaussard) El
terremoto de magnitud 7 que sufrió Haití en el 2010 se desencadenó en
la región montañosa un año y medio después de que dos huracanes y dos
tormentas tropicales azotaran al país en un breve intervalo de tiempo.
Según
los autores del estudio, el mecanismo por el cual los ciclones pueden
promover terremotos sólo es viable en fallas inclinadas donde hay
movimientos verticales significativos.
El próximo paso de los
investigadores será analizar los patrones de este fenómeno en otros
lugares montañosos activos sísmicamente y que también son afectados por
la actividad de los ciclones tropicales, como por ejemplo en países como
Filipinas y Japón. |