Mecanismo que rastrea probabilidad de cataclismo global se mueve un minuto hacia el final
Washington- Las manecillas del reloj del "Juicio Final"
avanzaron un minuto hoy ante el mayor riesgo de un posible desastre
nuclear o una catástrofe causada por el cambio climático, según anunció
el grupo de científicos que lo regula en el "Boletín de los Científicos
Atómicos".
Este reloj, situado en la Universidad de Chicago y
creado en 1947 por un grupo de científicos preocupado por el posible
estallido de una guerra nuclear, se ha convertido en un indicador
universalmente reconocido de la vulnerabilidad del mundo.
La
última vez que el reloj del Juicio Final movió sus manecillas fue en
enero de 2010, cuando los científicos retrasaron las agujas un minuto
desde los cinco a los seis minutos antes de la media noche, cuando se
supone que acabará todo.
Sin embargo, "frente a los avances
insuficientes en la reducción de armas nucleares y la proliferación, y
la falta de acción continua sobre el cambio climático", han decidido
avanzar la maquinaria un minuto hasta las 11:55, hora que simbólicamente
representa que la humanidad está a cinco minutos de la hecatombe.
En un comunicado emitido por el comité de científicos que
forman parte de la junta directiva de la revista, señalaron que "hace
dos años parecía que los líderes mundiales podrían confrontar las
amenazas globales a las que nos enfrentamos".
Pero "en muchos
casos, esa tendencia no ha continuado o se ha revertido. Por esa razón,
el Boletín de los Científicos Atómicos ha movido la manecilla del reloj
un minuto más cerca de la medianoche, de vuelta a la hora que marcaba en
el año 2007".
Las agujas del reloj han estado en varias
ocasiones muy cerca de la medianoche del día del desastre, la que más en
1953, cuando se colocaron a dos minutos de las cero horas a raíz de la
primera explosión de una bomba de hidrógeno por parte de Estados Unidos.
En 1972, el reloj se retrasó a doce minutos, tras la firma del acuerdo de limitación de armas nucleares estratégicas (SALT).
En 1988, quedó colocado a seis minutos del momento final y
en 1990 los cambios en el Este de Europa permitieron retrasar hasta
diez minutos el posible comienzo del fatídico día.